Ortega Lara, la historia del secuestro más largo de ETA

La liberación de José Antonio Ortega Lara tras el secuestro más largo perpetrado por ETA puso a prueba al Estado y a la Guardia Civil en el pulso que la banda les echó convencida de que lo iba a ganar. No lo consiguió. A cambio, recibió un fuerte mazazo en el avance imparable hacia su derrota. Una liberación de la que hoy se cumplen 20 años.

El funcionario de la cárcel de Logroño pasó 532 días secuestrado en un zulo húmedo, bajo el suelo de una nave industrial en Mondragón, sin apenas iluminación, de tres metros de largo por dos y medio de ancho y uno ochenta de altura. Una tumba donde le alimentaban por esta trampilla. Toda España pidió en vano, durante todo ese tiempo, su liberación.

Con el tiempo, y como se comprobó a simple vista en su primera comparecencia, junto a su familia en su casa de Burgos, perdió 23 kilos, masa muscular y densidad ósea. Sufrió trastorno de sueño, stress postraumático, ansiedad y depresión. Con todo, gracias a su fortaleza mental y unos "trucos" que contó, logró mantenerse relativamente entero.

Fue liberado gracias a una brillante operación de la Guardia Civil. Costó mucho localizar el zulo, oculto bajo una pesada maquinaria. Sus secuestradores no colaboraron, incluso habían decidido dejarle morir de hambre caso de ser detenidos.

Los etarras que le secuestraron fueron juzgados y condenados en junio de 1998. Ortega no acudió al juicio por razones que explicó su cuñado y religioso salesiano, Isaac Díez, quien actuó como portavoz de la familia durante el secuestro

Entre ellos estaba el luego tristemente célebre Bolinaga, epicentro de un largo conflicto entre el Gobierno y las víctimas del terrorismo tras quedar en libertad condicional por una enfermedad irreversible que le mató dos años y cinco meses después

Muy poco a poco, contando con el apoyo de familia y amigos y la labor curativa del tiempo, Ortega Lara logró recuperarse.

Y ello a pesar de que ETA siguió amenzándole tras su liberación, por lo que contó con escolta durante mucho tiempo. Han pasado 20 años. Su sufrimiento no será olvidado.