La viuda de un asesinado por ETA: "Mi hijo no ha vuelto a confiar en el ser humano"

  • La Audiencia Nacional juzga a 5 etarras por el asesinato del teniente coronel Blanco
  • Un etarra se desvincula del atentado que consumó la ruptura de la tregua de 1999

Concepción Martín, la viuda del teniente coronel del Ejército de Tierra Pedro Antonio Blanco, víctima del atentado con coche-bomba que consumó la ruptura de la tregua de 1999 por parte de ETA, ha afirmado que "esa bomba no solo estalló en la calle Pizarra de Madrid, estalló en el centro de su hogar lanzándonos a cada uno en una dirección".

Ha dicho que su hija de 15 años "dejó de ser una adolescente", mientras que su hijo, entonces de diez, "no fue capaz de salir adelante" y hoy "es un individuo que tiene desconfianza en el ser humano".

El testimonio de esta madre ha provocado un inmenso silencio en la Sala de la Audiencia Nacional que celebraba el juicio contra Iván Apaolaza, Ana Belén Egües, Juan Luis Rubenach, Javier Abaunza y Gorka Palacios. Se enfrentan a penas de entre 9 y 129 años de cárcel por presuntos delitos de asesinato terrorista, otros tres en grado de tentativa, dos de estragos, dos robos de vehículo a motor y falsificación de documento oficial.

La mayoría de acusados ha rechazado participar en el juicio, mientras que el presunto etarra Iván Apaolaza ha afirmado no encontrarse en Madrid en la fecha del atentado y ha añadido que abandonó esta ciudad al sentirse "inquieto y agobiado" por la presencia policial y las medidas de seguridad adoptadas por los miembros del comando con los que coincidía.

Esta versión ha sido secundada por la exportavoz de los presos etarras, Ana Belén Egües, que ha suscrito que Apaolaza solo viajó a Madrid durante octubre y noviembre de 1999 para "conocer la ciudad". "Se sentía vigilado por la manera de vivir que habíamos decidido llevar y su propia inseguridad afectaba a la nuestra. En esas condiciones no podía estar ahí", ha agregado.

Poco después ha llegado el turno de varios agentes, que han recordado la "bola de fuego", el "caos" y la "gran explosión" que rodeó el coche-bomba que localizaron con "lo que parecía ser el cuerpo de una persona". Tras ellos, las palabras de la viuda del teniente coronel han dejado mudos al tribunal y a todos los presentes, incluidos a los acusados y a los familiares y amigos de los terroristas que asistían como público.

"NO HEMOS VUELTO A SER LOS MISMOS"

"No hemos vuelto a ser los mismos", ha dicho Concepción Martín, para recordar que su hija "olvidó su pubertad" pero logró recomponerse con mayor facilidad que su hijo. "¿Cómo va a contar un niño de diez años a su compañero de colegio la barbaridad que ha pasado?. Ese niño fue transformando su conducta y mi hijo no fue capaz de salir adelante", ha expuesto.

Concepción ha recordado que "luchó" por él, se cambió de barrio e invirtió todo el dinero de su familia en trasladar a su hijo a un colegio internacional en Suiza para que conviviera con "otras razas y otras religiones". "Fue una solución pero sigue siendo un individuo que tiene una desconfianza en el ser humano", ha agregado.

La testigo ha lamentado cómo la organización terrorista ha buscado la "ruina" de su familia y ha recordado que llevaba 23 años casada con su marido, quien iba a trabajar vestido de paisano y extendió las medidas de seguridad a su familia. "Me compró una linterna para que mirara debajo del coche. Mis hijos se adoptaron a esa vida, éramos una familia normal", ha agregado.

En la vista oral, también han comparecido los vecinos que alquilaron los pisos a los etarras para apuntar que les identificaron cuando sus fotografías salieron en prensa y que los inquilinos se hacían pasar por profesores, "viajantes" o trabajadores del campo de la tecnología. "Fui engañado totalmente", ha precisado uno de los propietarios.

APAOLAZA SE DESVINCULA DEL ATENTADO

Durante la sesión de hoy el acusado Iván Apaolaza ha reconocido que en octubre y noviembre de 1999 se desplazó desde Salamanca, donde residía entonces, a Madrid dos o tres veces pero no para preparar el atentado sino para conocer la ciudad.

Ha reconocido que en la capital se alojaba en el piso que compartían los demás acusados y que cuando estos decidieron vivir de forma separada por razones de seguridad dejó de ir a Madrid, ya que se encontraba agobiado pues había mucha Policía y decidió irse a Canadá vía Francia con su novia "para llevar una vida más o menos normal".

Ana Belén Egües ha exculpado a Iván Apaolaza de su participación en el atentado mientras que los demás acusados se han negado a declarar y uno de ellos, Javier Abaunza, ha comentado que no reconoce este juicio.

Policías que se personaron en el lugar del atentado han relatado que vieron al fallecido junto al coche bomba, que era una "bola de fuego", y que luego los terroristas en su huida hicieron explosionar un segundo vehículo a unos cuatrocientos metros, lo que produjo una situación caótica con destrozos en edificios y coches.

Además del fallecido el atentado provocó tres heridos, entre ellos una menor que tenía 14 años y que precisó tratamiento médico-quirúrgico.

La fiscal Teresa Sandoval pide además de las penas de cárcel, una indemnización de 250.000 euros para la viuda del teniente coronel y de 150.000 para cada uno de los hijos de la víctima. Solicita indemnizaciones de entre 2000 y 10000 euros para los tres heridos, uno de ellos era un menor de 14 años en el momento de los hechos.

El juicio seguirá este miércoles en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid).