El juez cita a declarar hoy al interventor que llamó al maquinista

  • Llamó al maquinista, minutos antes del accidente, para que parara en Pontedeume
  • El Interventor: "En ningún momento quise ocultar la conversación"

El juez Luis Aláez ha citado a declarar este viernes al interventor Antonio Martín Marugán, que desde el Alvia accidentado el 24 de julio en Santiago llamó por teléfono al maquinista Francisco José Garzón -imputado por 79 homicidios imprudentes- instantes antes del descarrilamiento.

El juez Luis Aláez, que investiga el accidente ferroviario lo cita a declarar a las 10 horas de este viernes, en calidad de testigo, aunque en el auto prácticamente lo exime de responsabilidad y maneja como hipótesis una conducción inapropiada.

El instructor considera en este documento, facilitado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, que la actuación del interventor del tren siniestrado, Antonio Martín Marugán, en principio se presenta "correcta", ajustada a los procedimientos del operador y a las prácticas del sector.

Entiende Aláez que la consulta al maquinista para saber si el tren podría circular por una determinada vía es "algo normal", como el propio conductor, Francisco José Garzón Amo, imputado por 79 homicidios imprudentes, ha contado en su segunda declaración ante el magistrado, en esta ocasión voluntaria y efectuada ayer mismo.

El juez estima que la llamada no es causa del descarrilamiento que sufrió el tren, y aunque se considere "desafortunada por el lugar o momento en que se hizo", ello se entiende "insuficiente" para atribuirle una imprudencia con relevancia penal por un siniestro, con un saldo de 79 muertos y más de 150 heridos, que parece tener su causa "en la inapropiada e imprevisible conducción del maquinista".

Aún si se percibiese que la conducta del interventor es "desacertada" porque con su llamada podría haber distraído al conductor, que al no reducir en una curva peligrosa provoca una tragedia, Aláez estima que el papel de Marugán se encuentra dentro de los límites permitidos.

"No es exigible al interventor que prevea que el maquinista no va a adaptar su conducción a las circunstancias marcadas" por la señalización exterior, las indicaciones del libro de horario y el cuadro de velocidades.

Por los datos conocidos, y atendiendo a lo que de ellos se infiere, subraya Aláez que la causa primordial del accidente parece estar en "la indebida conducción" al ir Garzón Amo a una "velocidad excesiva" para la configuración o trazado de la vía en el barrio compostelano de Angrois.

En el comportamiento de Marugán no aprecia dolo, en ninguna de sus modalidades, y tampoco la concurrencia de una culpa penal."La llamada, en la terminología clásica culpa levissima, resulta penalmente irrelevante", concluye.

Según la información de la caja negra, apunta, la llamada se inicia casi dos minutos antes de llegar al punto kilométrico donde se produce el accidente, es decir, en función de la velocidad que llevaba el Alvia, unos seis kilómetros antes de alcanzar la curva en la que se produce el descarrilamiento.

Y lo sucedido, prosigue Aláez en el auto, no parece "achacable a una causa sobrevenida diferente e impensable" más allá de la "conducción inapropiada del maquinista por conducir a una velocidad que superaba el doble del límite permitido".

ASEGURA QUE NO QUISO OCULTAR SU LLAMADA

El gallego Antonio Martín Marugán, interventor del Alvia protagonista hace una semana de un accidente que costó la vida a 79 personas, ha dicho a EFE que en ningún momento quiso "ocultar" que unos instantes antes de que ese tren descarrilase en Compostela había telefoneado a su conductor.

El maquinista, su amigo Francisco José Garzón Amo, se presentó este miércoles voluntariamente en el juzgado de instrucción número tres de Santiago para explicar que no estaba hablando por teléfono en el momento en que el convoy se salió de la vía el pasado 24 de julio, sino que había colgado segundos antes.

Martín Marugán, sexagenario y padre de dos hijos, ha justificado en su conversación la omisión de este dato en su declaración policial: "Estaba muy aturdido. Mi cabeza estaba llena de imágenes terribles. No era trascendental para el accidente. En ningún momento quise ocultar la conversación, y estoy convencido de que Garzón tampoco".

Lo dice porque Garzón Amo no la mencionó al prestar testimonio el pasado domingo ante el juez instructor Luis Aláez.

De Garzón cuenta Marugán que han "viajado juntos" muchas veces, que se conocían incluso desde antes de que el primero se convirtiese en maquinista, y que estos días no ha hablado con él directamente pero sabe que "está hundido".

Al ser preguntado Marugán por si la distracción a la que se ha referido el conductor ante el juez para intentar explicar el accidente pudo deberse a esta llamada, al producirse la misma cuando Garzón Amo tendría que haber frenado, Martín Marugán ha manifestado que los maquinistas "no necesitan las dos manos y los dos pies" para pilotar un vehículo de estas características, sino que "puede descolgar" el teléfono y seguir conduciendo, de modo que esa no es la causa.

PARA QUE PARASE EN PONTEDEUME, PARA QUE UNA FAMILIA PUDIERA APEARSE DEL TREN

Del contenido del diálogo, subraya que le preguntó a Garzón únicamente si al llegar a Pontedeume, localidad situada a unos 15 kilómetros del destino final, Ferrol, podía entrar por la vía más próxima a la estación, para facilitar la bajada de una familia que viajaba con hijos.

La respuesta de Garzón fue afirmativa, y entonces el interventor le habría contestado que no se preocupase, que él llamaba a quien correspondía para que lo autorizasen a tomar esa vía y no la otra que existe.

"Solo quería mejorar el servicio de los pasajeros. Hice esto, como siempre, para dar el mejor servicio. Quería saber si el Alvia cabía", razona Martín Marugán desde su domicilio.

Este interventor viajaba en el Alvia, en el vagón 3, asiento 2 B, acompañado por el vigilante de seguridad, Celso Cástor González Conde, de Prosegur.

Según informa el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Garzón Amo, acompañado de su letrada, ha identificado este miércoles ante el juez instructor del caso, Luis Aláez, al autor de la llamada recibida minutos antes de la tragedia, el interventor que viajaba a bordo, Antonio Martín Marugán.

Fuentes próximas a la investigación han detallado que esta comunicación, que duró dos minutos y de cuya existencia se supo con el desprecinto y volcado de las cajas negras, se efectuó instantes antes del impacto y entre teléfonos corporativos. El de Garzón Amo se extravió tras el siniestro.

El tráfico de llamadas, recibido por la policía y entregado al juez, resultaba crucial para el instructor, Luis Aláez, que ordenó un rastreo al conocer la pérdida del teléfono profesional del conductor.

En base a los datos de las cajas negras, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, el Alvia finalmente impactó contra el muro de hormigón tras pasar la curva de A Grandeira, a 153 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que nose puede ir a más de 80.

PROTOCOLO DE RENFE: "USO EXCEPCIONAL DEL TELÉFONO"

El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha afirmado que los maquinistas solo deben utilizar el teléfono móvil corporativo de manera "excepcional" y para "cuestiones trascendentes", como marca el protocolo de la compañía.

Gómez-Pomar se ha referido así, en una entrevista con Efe, a la conversación que mantuvieron, justo antes del accidente del pasado miércoles, el maquinista y el interventor del convoy a través de sus móviles de trabajo, que ninguno había explicado ante la policía, pero que hoy el conductor ha reconocido ante el juez.

José Carlos Costoya, portavoz del secretariado provincial del sindicato ferroviario de la Confederación Intersindical de Pontevedra, ha dicho hoy que no son extrañas las comunicaciones entre teléfonos corporativos por parte de operarios de Renfe en un tren: "Es totalmente normal" y ha puntualizado que "el teléfono corporativo nos lo dan para eso".