Los de detrás en la foto: los estrategas de los líderes en tiempos revueltos

Previo debate a cuatro. Elecciones generales 2016
Previo debate a cuatro. Elecciones generales 2016 |Telemadrid

Se les ve en la foto detrás del jefe camino de una rueda de prensa o de una comparecencia importante. Son los miembros de su gabinete y un grupo reducido de dirigentes. Son los estrategas de los líderes en estos revueltos tiempos políticos.

Durante este verano atípico de negociaciones para formar gobierno, han sido numerosas las comparecencias ante los medios de los presidentes o secretarios generales de los cuatro principales partidos políticos, bien porque venían de reunirse con el Rey, bien porque se reunían entre ellos.

El menos prolífico a lo largo de estas semanas ha sido el líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Pero cuando atendió a la prensa por última vez, el pasado 28 de julio, se pudo ver en la misma sala, atenta a las palabras del jefe, a Irene Montero, su directora de gabinete, integrante de la plana mayor de Podemos, la responsable de la agenda del líder.

La misma que, por ejemplo, participó en contactos discretos con el gabinete de Pedro Sánchez antes de que se reunieran a finales de marzo, aquel encuentro que pudo servir para el deshielo pero que terminó en frío.

Aquel encuentro que será recordado por estar precedido por uno de los paseos más fotografiados de la historia política reciente: el que dieron Sánchez e Iglesias por un tramo de la Carrera de San Jerónimo, la calle del Congreso. Una demostración del trabajo de trastienda que hacen los gabinetes.

Montero, junto a Rafa Mayoral, Juanma del Olmo y Laura Casielles, responsable de prensa de Iglesias, conforman el núcleo duro del secretario general.

Los entornos de los líderes son más amplios, pero no todos los que salen en la foto forman en verdad ese cerco de estrategia y amparo al que en ocasiones acuden los jefes, sobre todo si la presión es intensa.

Dos ejemplos ilustrativos los dan las dos intervenciones que el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha tenido esta semana ante la prensa.

Acudió a ambas flanqueado por una nutrida representación de su Ejecutiva, pero en ese grupo que se repite cada vez que Rivera acude a un evento importante aparecen dos personas de menos renombre, pero esenciales en el día a día del líder, en el corte y confección de la estrategia: su jefa de gabinete, María Casiella, y su responsable de prensa, Daniel Bardavío.

Según constatan fuentes de la formación naranja, ambos, más Fernando de Páramo y José Manuel Villegas, integran ese círculo más reducido.

Una imagen muy precisa del entorno del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, es la del trayecto que hace desde su despacho en el Congreso hasta la sala de prensa, cuando le toca comparecer ante los periodistas.

Por un lado camina César Luena; por otro, Antonio Hernando, y a partir de aquí un elenco de dirigentes y miembros de su gabinete y sector de confianza que va variando, menos dos personas: el jefe de gabinete, Juanma Serrano, y la directora de comunicación, Verónica Fumanal, posiblemente las personas que más llamadas reciben de Sánchez durante el día.

Quien trabaje en el Congreso de los Diputados y haya asistido a la llegada de Rajoy para una reunión, o haya presenciado una de sus ruedas de prensa, habrá comprobado que le espera y acompaña siempre un grupo de dirigentes encabezados por María Dolores de Cospedal, Rafael Hernando, Fernando Martínez Maillo o José Luis Ayllón.

Pero más tapado aparece Jorge Moragas, su jefe de gabinete, su director de campaña, una de las pocas personas que sabe bien cómo es el presidente. Otra de esas personas es la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Como muestra, un repaso por la agenda de Rajoy tras verse con Rivera el pasado miércoles: terminada la rueda de prensa, fue a la sede del PP en la calle Génova para explicar sus planes al Comité de Dirección, almorzó con ellos y regresó a Moncloa. A la mañana siguiente, temprano, ya estaba reunido con Sáenz de Santamaría.

Están también las familias de los líderes, sus parejas, en muchas ocasiones artífices de una decisión, pero los que están en el despacho con ellos, los que miran el móvil cada minuto por temor a una llamada perdida del jefe, son sus estrategas, su refugio frente a la estresante rutina política.