El Parlamento catalán decide reemplazar con una señera el escudo de España de su fachada

  • El reemplazo se hará para que luzca el próximo 11 de septiembre, día en el que Cataluña celebra la derrota de los carlistas

En Cataluña continúa la cuestión de los símbolos. Taparán con una bandera catalana el escudo de España de Felipe V de la fachada del parlamento catalán. Así lo han decidido, Convergencia i Unió y el Partido Socialista de Catalunya. El Partido Popular ha mostrado su rechazo.

Critican la deriva nacionalista de quitar todo símbolo español pero es que además la obra no es en absoluto gratuita. Costará unos 17.500 euros, lo que según argumentan, resultan innecesario y prescindible en época de crisis.

El reemplazo se hará para que luzca el próximo 11 de septiembre, día en el que se celebra en Cataluña la derrota de los carlistas a manos del propio Felipe V.

Según ha informado el Parlamento autonómico en un comunicado, este acto se enmarca dentro de las conmemoraciones por los 80 años de la inauguración del Parlamento, que tuvo lugar en 1932, coincidiendo con la recuperación del autogobierno en Cataluña durante la II República.

La propuesta la ha aprobado la mesa con la única reserva del representante del PP en este órgano, y pretende reemplazar al actual escudo que preside la fachada del Parlamento, que es el de Felipe V.

Se da la circunstancia de que en 1932, cuando Francesc Macià era presidente de la Generalidad, se acordó reemplazar el escudo de Felipe V de la fachada del Parlamento, pero durante el franquismo se recuperó el escudo antiguo, además de tapiar las entradas de acceso al salón de sesiones y convertir el edificio primero en un cuartel militar y luego en un museo de arte.

El edificio que acoge la cámara catalana no sólo sirve para celebrar sesiones y debates, sino que tiene también un fuerte valor simbólico e histórico: era el arsenal del complejo militar situado en laCiudadela, que mandó construir Felipe V tras la caída de Barcelona y que puso fin a la Guerra de Sucesión.

Cuando se derrocaron las murallas de Barcelona a finales del Siglo XIX, se acordó convertir el arsenal en un palacio real, aunque el edificio nunca logró a tener esta función, y finalmente, en 1983, el Ayuntamiento republicano cedió el inmueble para que fuera la sede de la cámara catalana.