Sirva de ejemplo un curso para parados impartido en una empresa cárnica en Málaga entre 2008 y 2009. Los alumnos relataron a la policía a qué dedicaban las horas. "Pasábamos la mayor parte del tiempo jugando a las cartas, al ahorcado y al dominó porque no había material para trabajar".
Contaron que cuando pasaba la inspectora, pasó dos o tres veces por el curso, nunca por sorpresa, los ponían a mirar una máquina para disimular. "Nos dio la impresión de que esta mujer sabía lo que estaba pasando, pero estaba haciendo su papel como inspectora de la Junta".
El empresario ganó 84.000 euros de subvenciones públicas por impartir el curso. Y no es un caso aislado. Los técnicos de Intervención, han encontrado a empresarios que se autocontrataban como profesores e incluso se autodespedían periódicamente para cobrar el paro.
Los hay que alquilaban su propio local y lo pasaban como gasto. Otra de las trampas habituales era pactar con el profesor un salario más alto para luego repartirse la diferencia. Intervención General denuncia en los informes el comportamiento negligente de los Servicios de Empleo de la Junta de Andalucía.
