La Fiscalía pide 1.015 años de cárcel para el etarra Olarra Guridi por los atentados en Madrid

El etarra Iván Apaolaza ha asegurado este lunes en la Audiencia Nacional que no participó en el atentado frustrado contra el secretario general de la Policía Científica Juan Junquera cometido en 2001 ya que abandonó antes el 'comando Madrid' porque "no valía para estar allí" e "iba a ser un peligro para todos" los demás miembros.

"Sólo estuve -en el comando-- un mes escaso. Bajé a Madrid pero me sentía muy mal, estuve desde el principio completamente nervioso y completamente superado. Me sentía tan mal que me dí cuenta de que era un peligro para mí mismo y para los demás", ha explicado Apaolaza.

Así, se ha pronunciado en el juicio que se sigue contra él y otros tres etarras por el atentado con coche-bomba que estalló el 6 de noviembre de 2001 a la altura de la calle Corazón de María, esquina Cardenal Siliceo, a pocos metros del vehículo de Junquera, y en el que resultaron heridas 95 personas.

La fiscal Ana Noé solicita 1.015 años de cárcel para el presunto responsable del grupo, Juan Antonio Olarra Guridi, mientras que pide penas de 65 años de cárcel para Gorka Palacios, 30 años para Ivan Apaolaza y 20 años para Oier Goitia por delitos de depósito de armas y explosivos, estragos terroristas, un asesinato en grado de conspiración y 95 asesinatos terroristas en tentativa.

Ante la Sección Tercera de lo Penal, Olarra Guridi se ha negado a "tomar parte" en el juicio, mientras que el resto de acusados ha optado por no responder al Ministerio Fiscal. A preguntas de sus defensas, Apaolaza ha señalado que permaneció en Madrid desde octubre hasta noviembre de 1999 y que, al percatarse de que "no valía para estar allí", se trasladó a Francia.

Al ser cuestionado sobre el piso de seguridad que el comando disponía en la ciudad de Salamanca, el procesado ha respondido que se dedicó a estudiar "las posibilidades que había para montar infraestructura en Madrid". "No tuve a mi disposición explosivos o armas", ha añadido.

Por su parte, Oier Goitia ha manifestado que no ha estado "nunca" en Salamanca y que los objetos, con sus huellas dactilares, incautados en el piso franco podían haber sido trasladados por otro miembro de la organización, al que habría conocido durante "sus actividades en territorio francés".

Un grupo de policías ha dado cuenta de las matrículas falsas, el manual sobre explosivos con el anagrama de ETA, los fusiles de asalto y las pistolas halladas en los pisos del comando. Según sus pesquisas, una de estas pistolas se utilizó en el asesinato del concejal del Partido Popular José Luis Ruiz Casado y en el de un policía nacional en noviembre de 2000. EL JUEZ GUEVARA: "`ME ENTERO DE TODO!"

Durante el transcurso de la vista, han comparecido, en calidad de testigos, los otros miembros del comando Ana Belén Eg~es Gurruchaga y Aitor García Aliaga -ya condenados a 1.042 años de prisión por este atentado-- pero su declaración no ha podido ser escuchada por el público por un fallo en la microfonía de audio. "Hable alto y claro", ha dicho en repetidas ocasiones el juez Alfonso Guevara tanto a los acusados como a los testigos.

El presidente del tribunal también ha abroncado a varios policías por acordar limitarse a ratificar sus actas durante sus declaraciones en sede judicial, según ha escuchado "por comentarios de los testigos". "Tengo muchos defectos pero uno es oír demasiado. `Me entero de todo!", ha expresado el magistrado.

Los cuatro están acusados de formar parte del 'comando Madrid'. El 6 de noviembre de 2001, sus integrantes decidieron atentar contra Junquera, al que habían intentado asesinar varias veces. Para ello colocaron un coche-bomba en la confluencia de las calles Corazón de María y Cardenal Silíceo, que hicieron estallar al paso del vehículo del alto cargo.

A consecuencia de la explosión, resultaron lesionadas un total de 95 personas y se produjeron daños valorados en 1.568.987 euros en los inmuebles cercanos y en 129.071, en vehículos próximos.

Tras ello, un ciudadano vio cómo Ana Belén Eg~és y Aitor García huían del lugar del atentado y sospechó de ellos, por lo que procedió a seguirles en su vehículo, mientras llamaba por teléfono a la Policía y les indicaba la ruta que siguieron. Se les detuvo en el cruce de las calles Mandarina con Ciconia y se comprobó que el vehículo en el que habían huido estaba preparado para hacer explosión.