La Audiencia Nacional ha condenado a 319 años de prisión al miembro de ETA Juan Luis Rubenach por el asesinato en junio de 2001 del general Justo Oreja y las heridas provocadas a otras 17 personas mediante la colocación de una bicicleta-bomba en la puerta del domicilio de la víctima. Los magistrados de la Sección Tercera han absuelto al otro acusado de la muerte, Gorka Palacios, al considerar que no existen suficientes pruebas que le relacionen con el atentado.
Palacios estaba acusado de realizar, junto a otra persona no identificada, seguimientos para obtener información sobre los hábitos y movimientos del militar mientras que Rubenach estacionó el coche de la huída en las inmediaciones del domicilio de la víctima, situado en la calle López de Hoyos de Madrid.
La explosión de la bicicleta-bomba activada con mando a distancia al paso de Oreja, provocó la muerte del general de brigada y heridas a 17 personas que se encontraban en las inmediaciones. Los etarras escaparon en el coche que tenían preparado a este efecto y que abandonaron después dejando dos cargas en su interior que no llegaron a explotar.
La víctima, casada y con cuatro hijos, resultó herida de gravedad con quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo y murió días después del atentado en el hospital a consecuencia de un shock séptico. La sentencia impone una indemnización de 70.000 euros para la viuda y de 20.000 para cada uno de sus hijos.
En opinión del tribunal --presidido por el juez Alfonso Guevara junto a los magistrados Guillermo Ruiz-Polanco y M de los Angeles Barreiro-- la participación en el atentado de Rubenach queda probada por el hallazgo de sus huellas dactilares en el coche abandonado por los etarras.
No obstante, los magistrados destacan que no existen "datos fácticos" que relacionen a Palacios con la muerte del general, al margen de las declaraciones incriminatorias que realizó el miembro de ETA tras su detención y que achacó durante el juicio a la existencia de torturas y malos tratos.
