La sangre encontrada en el chalet de Majadahonda es humana

  • La Policía sigue buscando los restos mortales de la mujer argentina
  • Localizados algunos inquilinos de la casa de la desaparecida de Majadahonda

La Policía sigue buscando los restos mortales de la mujer argentina desaparecida en Majadahonda. Creen que su casero la descuartizó. La investigación revela que que mandó un WhatsApp al hermano de la víctima, haciéndose pasar por ella, para decirle que se iba a vivir a Francia con una nueva pareja.

La Policía encontró las llaves del coche y una carta de despido de la mujer en el piso del padre del detenido. Los vecinos nos cuentan que tuvieron que llamar a la Policía por el comportamiento extraño que él tenía.

Esta mañana, nueva inspección ocular en el chalet de la calle Sacedilla. Los investigadores han llegado antes de las 11 de la mañana. Les acompañaba el detenido que continúa en prisión. No han faltado los especialistas del laboratorio de criminalística, encargados de buscar todos los restos que supongan un indicio

La Guardia Civil está aplicando todas la técnicas incluso las más novedosas para buscar sangre porque hay que tener en cuenta que varias estancias de la vivienda habían sido pintadas.

RESTOS DE SANGRE HUMANA

En la primera inspección encontraron tres manchas que han resultado ser de sangre y que la Guardia Civil ha confirmado que es humana, y ayer se encontraron más restos que se analizarán para determinar si también corresponden a una persona.

Fuentes del instituto armado han explicado a Efe que en el primer registro practicado en la vivienda, efectuado tras interponerse la denuncia por la desaparición de Adriana G., se encontraron restos de sangre en una trituradora y en la pared, que ahora se sabe que corresponden a una persona.

Se trata de una cantidad escasa y con apariencia de haber sido lavada con lejía o algún otro producto de limpieza, lo que puede dificultar que se pueda extraer ADN en las condiciones necesarias para poder ser comparado con el de la familia de la desaparecida y así determinar si pertenece a ella.

A estos restos se suman los encontrados en el registro de ayer, que se prolongó durante todo el día y al que asistió el arrestado, entre ellos otras gotas de sangre que también habría tratado de ocultar pero que los agentes han encontrado y ahora se analizan, según han precisado otras fuentes de las investigación.

En el barrio siguen sin creerse que el crimen de esta mujer Adriana, haya podido ocurrir cerca de sus casas. A él apenas le conocían. El teléfono movil de Adriana, argentina de 55 años, lo tenía el arrestado. También su coche, que lo había aparcado cerca de su vivienda en Mostoles. Un vehículo que la guardia civil está analizando.

Mientras continuará durante semanas la búsqueda en vertederos como el de Pinto, un trabajo laborioso. Esta es ahora mismo la parte más importante de la investigación.

LOCALIZADOS ALGUNOS INQUILINOS DE LA CASA

Además, la Guardia Civil ya ha localizado ya a algunos inquilinos que vivieron de alquiler en la casa de Majadahonda (Madrid) donde residió Adriana G.

Fuentes de la investigación han indicado a Efe que los agentes ya han podido contactar con algunos de esos inquilinos, si bien no han cifrado el número de ellos ni han precisado si se trataría de la totalidad de los que han ido ocupando el chalé adosado del número 6 de la calle Sacedilla de Majadahonda.

La Guardia Civil ya contaba desde hace unos días con el listado de los últimos inquilinos de la casa. Con ese listado, los investigadores han practicado las gestiones oportunas para ir localizando a esas personas. Lo que no ha trascendido de momento es si la tía de Bruno F., quien al parecer podría estar en una residencia, ha sido también encontrada.

En la casa de Majadahonda, un chalé adosado de protección oficial al que de vez en cuando acudía Bruno F. (el detenido vivía con su padre en el municipio de Móstoles, también en Madrid), los agentes hallaron una trituradora con restos humanos y ayer mismo en la bañera de la casa manchas de sangre.

Al mismo tiempo, en la vivienda de Móstoles encontraron el teléfono móvil de Adriana y en las inmediaciones de esta casa, su coche.

EL DESCUARTIZADOR REALIZA RITOS SATÁNICOS

Mientras, cada vez se conocen más datos del perfil del presunto asesino. Bruno Fernández, de 32 años, el presunto asesino de la mujer sentía pasión por Lucifer, por los ritos satánicos, y había estado dos veces ingresado en la Unidad Psiquiátrica del Hospital de Móstoles, debido a sus episodios de esquizofrenia. Así lo atestiguan los vecinos de Móstoles donde residió hace al menos diez años junto a su hermana y su padre.

Los vecinos lo describen como una persona con comportamientos extraños. Entre otras cosas, dicen que compraba animales vivos en una tienda que luego sacrificaba en su domicilio, donde realizaba ritos satánicos, lo que provocó varias denuncias a la policía. Además, gritaba '¡Lucifer!' desde la ventana.