La salud pública comienza en el aeropuerto de Madrid-Barajas

Guarecidos del calor en una inmensa nave industrial con vistas al aeropuerto de Madrid y entre enormes cámaras frigoríficas trabajan decenas de inspectores sanitarios encargados de que todos los productos, especialmente alimentarios, que entran o salen de España estén en óptimo estado para su consumo. Su misión está clara y aún es más importante en los meses de verano: ningún bogavante, espárrago o fruta tropical que llegue en un avión al Aeropuerto de Madrid-Barajas debe estar en mal estado, igual que cualquiera de nuestros preciados productos ibéricos, tan cotizados en destinos exteriores como Japón y que cada vez son más exportados.