La reforma del viaducto de Bailén se llevará a cabo en verano

Por primera vez en 40 años, el viaducto de la calle Bailén va a ser sometido a un lavado de cara. Se hará en verano y el objetivo es devolverle su esplendor y recuperar uno de los espacios más emblemáticos de Madrid

La idea de unir el Palacio Real con las Vistillas, por medio de una gran avenida, se remonta a la época de los Borbones. Ya entonces se pensaba en una solución así para salvar el desnivel del barranco en la calle Segovia.

A finales del siglo XIX se construyó un viaducto de hierro y madera. Tras ser demolido en tiempos de la segunda República, fue sustituido por otro- el actual- que se inauguró en 1942.

Desde entonces arriba y abajo se pulsaba el ritmo de la ciudad.

Este viaducto sobre la calle Segovia ha formado parte desde entonces de la cultura popular madrileña. Ya sea en versos, en coplas ó en novelas como "Luces de bohemia" de Valle Inclán. Tambien ha sido un escenario recurrente en cine. El director Pedro Almodovar ha rodado escenas de varias de sus películas en este rincón del barrio de los Austrias.

Pero el paso de los años ha hecho mella en el Viaducto. De lejos, no se nota, pero, de cerca, el deterioro es evidente. Grietas, desconchones, humedades, desprendimientos de pintura a causa de la lluvia.

La reforma del Viaducto, que tiene 26 metros de altura y 140 metros de longitud, mejorará las aceras ampliándolas un poco y sustituirá las farolas fernandinas por otro alumbrado también clásico.

Todo ello con un objetivo: recobrar su esplendor, para recuperar así uno de los espacios más emblemáticos de Madrid.

Pero el paso de los años ha hecho mella en el Viaducto. De lejos, no se nota, pero, de cerca, el deterioro es evidente. Grietas, desconchones, humedades, desprendimientos de pintura a causa de la lluvia.

La reforma del Viaducto, que tiene 26 metros de altura y 140 metros de longitud, mejorará las aceras ampliándolas un poco y sustituirá las farolas fernandinas por otro alumbrado también clásico.

Todo ello con un objetivo: recobrar su esplendor, para recuperar así uno de los espacios más emblemáticos de Madrid.