El 77% de las reclusas y exreclusas con hijos que viven en centros de la Comunidad logran la reinserción laboral

El 77 por ciento de las reclusas y exreclusas con hijos que viven en centros de la Comunidad de Madrid han conseguido un empleo estable gracias a unos cursillos que reciben para trabajar en actividades relacionadas con el servicio doméstico, la hostelería, la limpieza y, desde hace poco, como teleoperadoras, según ha explicado la consejera de Empleo, Mujer e Inmigración, Paloma Adrados.

El perfil medio de las personas que utilizan este servicio es el de una mujer entre los 25 y 35 años, y de nacionalidad española, colombiana, dominicana o incluso del resto de Europa.

El caso de estas mujeres es muy especial ya que carecen del apoyo familiar y corren el riesgo de ser excluidas por parte de la sociedad. En estos centros reciben la atención que necesitan, alojamiento y manutención para ellas y sus hijos.

Y es que muchas de estas mujeres están en tercer grado por lo que deberían pasar la noche en prisión de lunes a viernes pero en virtud de un convenio de la Fundación Padre Garralda Horizontes Abierto con Instituciones Penitenciarias las reclusas pueden dormir en centros de este tipo.

Adrados ha visitado este sábado uno de los centros de atención destinados a la integración de reclusas con hijos a su cargo en tercer grado penitenciario y exreclusas que tratan de incorporarse a la sociedad a través del empleo.

Durante su visita, la consejera ha explicado cómo las madres que están dentro del centro reciben apoyo psicológico, jurídico y formación específica para su reinserción. "Se trata de que estas mujeres encuentren un empleo que las permita valerse por sí mismas tras su salida de prisión. El objetivo es evitar la exclusión social que puede producirse al cumplir condena", ha indicado.

ATENCION A LOS NIÑOS

Este centro cuenta con tres plantas con habitaciones individuales para que cada madre duerma con su hijo, cocina, baños y espacios comunes para que los niños jueguen entre sí.

El personal del centro está compuesto por tres educadoras, dos trabajadoras sociales y personal de instituciones penitenciarias que se encargan de la vigilancia del centro durante las noches.

Aquí, los niños reciben todos los cuidados necesarios y acuden a las guarderías o colegios públicos de la zona. De este modo se normaliza todo lo posible su situación además de que se asegura que reciban la educación necesaria.

VOLVER A LA NORMALIDAD

Durante el acto ha hablado también Dominique, una de las reclusas de origen holandés que reside en el centro y que ha contado su experiencia a lo largo de sus años en prisión y cómo es su vida ahora que puede estar junto a sus dos hijos en el centro.

A lo largo de los años que ha estado en prisión pudo estar con su pareja (actualmente se encuentra cumpliendo condena) y su hijo (el segundo ha nacido hace dos meses) pero ahora que cuenta con el tercer grado y ahora ha tenido la oportunidad de salir adelante con sus hijos.

Ahora puede hacer una vida normal gracias a la colaboración de la Fundación, que ha ayudado a su hijo mayor para que pueda ir a la guardería y recibir cuidados médicos. Además también recibe la ayuda de asistentes sociales, que le han "facilitado mucho" el gran número de gestiones que debe realizar, labor que sería "imposible" sin su ayuda.

Actualmente se encuentra de permiso por baja materna al haber dado a luz hace dos meses a su segundo hijo pero ya cuenta con un trabajo. Durante su periodo por baja materna acude a otro centro de la Fundación para cuidar de los hijos de otras madres que están trabajando, del mismo modo que otras madres lo harán cuando Dominique se reincorpore a la vida laboral.

En la actualidad la Red de Centros Asistenciales de la Comunidad de Madrid cuenta con seis centros residenciales para mujeres en riesgo de exclusión, entre los que se incluye el que hoy ha visitado Adrados; otros cuatro centros para niñas menores de edad y otro para adultas. Además, existen otros dos centros no residenciales que han atendido en lo que va de año a 1.686 mujeres y a quince menores.