La procesión del Encuentro de Móstoles, declarada de interés turístico regional y la más arraigada de la ciudad, pondrá mañana el broche final a la Semana Santa mostoleña con el tradicional encuentro en la glorieta de Cuatro Caminos entre la Virgen de la Soledad y el Cristo.
La imagen del Cristo Resucitado saldrá a las 10.15 horas de la ermita de Nuestra Señora de los Santos, para iniciar su recorrido por las calles Agustina de Aragón y Juan XXIII, encontrándose en la glorieta de Cuatro Caminos con La Soledad, que a la misma hora iniciará su desfile solemne desde la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
La talla de la Virgen, perteneciente a la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y ataviada con un manto negro de terciopelo y una corona de espinas en las manos, recorrerá la travesía de Ricardo Medem, Antonio Hernández, Cristo antes de alcanzar Cuatro Caminos.
A las 11.00 horas está previsto el encuentro de los dos pasos, punto álgido de la procesión, en el que se procederá a separar el velo que cubre el rostro de la Virgen y las dos imágenes simularán un saludo por tres veces, hasta llegar a juntarse.
A continuación, los dos pasos proseguirán el recorrido por la avenida Dos de Mayo y la plaza del Pradillo, donde tendrá lugar la celebración a mediodía de la misa de Pascua de Resurrección.
El Cristo Resucitado, de la cofradía Jesús Nazareno y Cristo Resucitado, fue donado por una vecina a la parroquia de la Asunción en 1943, mientras que la talla de la Virgen, perteneciente a la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, irá ataviada con un manto negro de terciopelo y una corona de espinas en las manos.
El 2 de septiembre de 2010 la Comunidad de Madrid declaró la Procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección y los actos litúrgicos de las fiestas patronales de septiembre Bien de Interés Turístico Regional debido a la antigüedad de las celebraciones, así como por la afluencia de público que acude a dichas procesiones.
Ya en 1908 el historiador mostoleño Juan Ocaña escribía sobre la fiesta del Domingo de Resurrección en la que recogía la tradición de construir los arcos de romero florido adornados con naranjas y limones por los que pasaban ambas imágenes, simulando tres saludos como se sigue haciendo hoy en día.
