Nueve años de prisión para el 'falso chamán' por abusar sexualmente de sus víctimas

José Israel G. R., colombiano de 48 años, ha sido condenado a nueve años de prisión y multa de 100.000 euros más las costas del juicio en el caso del 'falso chamán', por el que se le acusaba de hacerse pasar por un chamán, ganándose la confianza de sus víctimas para suministrarles burundanga y cometer abusos sexuales después de que éstas perdieran la percepción de la realidad.

Así, la magistrada le ha condenado a dos años de prisión por delito de abuso sexual sobre persona privada de voluntad y otros siete por abuso sexual sobre persona privada de voluntad con acceso carnal. A ello se suma una indeminización de 50.000 euros por daños morales a cada una de las dos víctimas, el pago de las costas del juicio, la inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo durante siete años y la imposición de libertad vigilada durante cinco años.

Según las pesquisas policiales, el hombre simulaba ser un chamán y, aprovechando que estaba afectado por el síndrome de acondroplasia, se ganaba la confianza de las mujeres. Posteriormente, al parecer usaba algún tipo de sustancia para que las víctimas perdieran la percepción de la realidad y así consumar los abusos sexuales.

El acusado fue detenido en mayo de 2012 después de que la Policía Nacional recibiera un total de 38 denuncias. Sin embargo, solo dos de las mujeres denunciantes decidieron llevarle a juicio. En su día, todas ellas relataron el mismo testimonio y le identificaron en la rueda de reconocimiento. Tras la vista, la representante de la Fiscalía de Madrid solicitó la libre absolución del acusado al no creer el relato de las víctimas y considerar que no está acreditada la acusación que sustentan las abogadas de las chicas.

Un total de 38 mujeres denunciaron haber sido víctimas de este falso curandero tras haberles sido suministrada una sustancia conocida como burundanga, que anula la capacidad de voluntad. Hay hechos denunciados que datan de 1998. Todas las mujeres identificaron al acusado en los reconocimientos y coincidieron en su relato, pero solo dos acudieron llevarle a juicio.

En su declaración, el procesado contó que se acercaba a las mujeres para darles consejos sobre sus problemas y luego mantenía, con algunas, relaciones consentidas. Pese a que esta versión dista del relato de las víctimas, la fiscal sí le creyó y solicitó su libre absolución.

El hecho de que las chicas aspirasen o inhalaran esta sustancia tóxica que anula la voluntad es difícil de comprobar. Los peritos han explicado que se elimina a las horas tanto de la sangre como de la orina, lo que complicaría su detección.

TRASTORNO POSTRAUMATICO

Pese a que a las víctimas no se les encontró esta sustancia, los expertos han manifestado que ello no implica que no la recibieran. De hecho, varios psicólogos forenses han subrayado que presentaban una sintomatología compatible con un trastorno postraumático con motivo de haber sufrido tocamientos.

Las que sí creyeron a las víctimas son las acusaciones particulares. Una de ellas reclamó al tribunal que se le condene a siete años de cárcel, mientras que otra a nueve años de prisión la estimar que hay suficiente prueba para enervar su presunción de inocencia.

Así, reseñaron que no hay contradicciones en el testimonio de sus clientas, a pesar de que entonces no fuera coherente el relato debido a la amnesia que produce el haber aspirado, inhalado o bebido esa sustancia. "Son 38 mujeres con el mismo relato.

Manifestaron que se presentaba como un chamán o un curandero con un don para curar", relató una de las abogadas. Precisamente, su compañera de piso contó ayer que solían subir mujeres a su casa para charlar con Israel. Luego, éste las acompañaba al Metro, ya que había un supuesto exhibicionista por la zona.

En su turno, la abogada del acusado reclamó su libre absolución al considerar que no ha quedado probado que suministrara ningún tipo de sustancia tóxica. Además, se quejó de que la situación mediática que saltó tras la primera denuncia perjudicó a su cliente y fue sometido a una condena social.