El parricida: "Soy culpable. Le quité la vida a mi hijo y agredí al otro"

Jorge Diego C., conocido como el 'Parricida de Carabanchel', ha admitido en el juicio que le quitó la vida a su hijo menor, un bebé de 19 meses, y que hirió al otro, de 5 años, aunque ha manifestado que nunca se le pasó por la cabeza hacerles daño.

"Soy culpable. Le quité la vida a mi hijo (menor) y agredí a mi otro hijo. Mis manos fueron las que cometieron esos delitos", ha aseverado con semblante tranquilo y frío al inicio de la vista, donde ha insistido en que iba bebido. Se enfrenta a una petición fiscal de 21 años de prisión por asesinato y otro en grado de tentativa.

En el banquillo, el presunto asesino se ha mostrado tranquilo y atento a todo lo que ocurría. En ningún momento se le ha visto afectado por los trágicos hechos. Tras comparecer la exmujer por videoconferencia, ha querido entrar a la sala visiblemente afectada. "Tengo que superar todo esto", ha comentado. A su entrada, el acusado se ha girado para verla. Solo ha durado unos minutos, y ha terminado abandonando el lugar.

En su comparecencia, ha manifestado que en su mente no recuerda haber matado a su hijo, a quien degolló, ya que iba borracho. Además, ha dicho que esa noche bebió entre 6 y 8 litros de cerveza, tomándose ese día pastillas para la depresión que tenía por motivos laborales y por su separación.

"La situación era que iba a estallar una bomba y estalló", ha dicho en relación a la situación en la que se encontraba en ese momento con la madre de sus hijos, a la que ha reconocido que quería. Sin embargo, la noche previa a los hechos estuvo con ella. El crimen se produjo a las doce de la mañana del 28 de abril de 2014 tras estar toda la noche bebiendo.

También ha querido reseñar que ha quedado demostrado que sufre un trastorno psicótico que le alteró gravemente sus facultades. "Esa noche bebimos mucho", ha reiterado al tribunal en varias ocasiones. "Ibamos bebidos y borrachos de la noche anterior. En ningún momento se me pasó por la cabeza hacerles daño. Jamás he querido hacer daño premeditadamente. No sería capaz de hacerlo con mis capacidades mentales bien", ha dicho.

"Tengo un lapsus en la mente. No sé qué sucedió por la medicación. Lo que declaré fue lo que recordaba. No tengo en mi mente que cogiese la cabeza a mi hijo. Por supuesto que soy culpable", ha destacado, insistiendo que no recordaba que le asestara hasta 19 pinchazos a su bebe. Sí ha dicho que tiene "flash" de cuando acuchilló en el brazo a su hijo mayor.

NIEGA QUE QUISIERA MATARLES

"El mejor ejemplo lo tiene que poner mi expareja y su hermana. Ellas manifestaron que no era yo. Que era otra persona", ha replicado a la fiscal al ser preguntado sobre si era consciente de lo que hacía. "Recuerdo gritos, de escaleras, de subir y bajar. Tengo pantallazos", ha dicho.

Además, ha explicado que rompió un año antes de los hechos la relación con la madre de sus hijos. Y ha negado que le dijera en una ocasión: "Vas a ver lo que te tengo preparado". Este extremo ha sido corroborado por la exmujer.

A preguntas de la acusación particular, ha dicho que es falso que reconociera a una psiquiátrica su intención de matarles, ya que escuchaba voces en su interior. "Me someto al polígrafo o a la máquina de la verdad. Eso es falso", ha señalado, reconociendo a continuación que podría haber escuchado la palabra "muerte".

En el momento de los hechos sufría un trastorno psicótico producido por la ingesta de alcohol y ansiolíticos. Tras el crimen, dejó una carta explicando los motivos: "Los he matado por su bien, para que no sufran como yo y no vivan la vida que vive su madre". El acusado llegó a intentar suicidarse en dos ocasiones, una de ellas en el calabozo.

ODIO HACIA SU EXPAREJA

La expareja del acusado ha iniciado su comparecencia manifestando al tribunal que tiene un sentimiento de odio hacia su excompañero sentimental. Según su versión, el hombre le comentó una semana antes que tenía algo preparado para ella.

Además, ha contado que ese día recibió numerosas llamadas para que fuera a recoger a los niños. "Le dije que no bebiera porque estaba con los niños. Me pasó a mi hijo mayor y me dijo que mi bebé tenía sangre en la barbilla. Y le dije que le llevara al hospital. Me dijo que se había dado con una mesa", ha relatado.

Después, recibió más llamadas en las que escuchaba al niño llorar y decidió ir. Al llegar al domicilio, vieron lo que pasó. "Vi el salón destrozado. La televisión estaba a tope. Un ambiente horrible. Cuando entré en la habitación, le pregunté por el bebé. Cuando abrí el edredón, le vi con el cuello lleno de sangre. Le pregunté que qué había hecho. Me dijo mi hermana que huyera porque iba a por mí", ha recordado con voz quebrada.

Además, ha dicho que parecía que estaba normal, insultándola como siempre como solía hacer. Y ha agregado que nunca notó que tuviera alguna alteración mental. La hermana de la exmujer ha relatado que vio a su cuñado dormido en la cama junto a su hijo mayor.

"Mi hermana le preguntó que dónde estaba el pequeño y cuando destapó el edredón se encontró con mi sobrino lleno de sangre. El se levantó con el cuchillo y le dije a mi hermana que corriera", ha recordado, apuntando seguidamente que el acusado no se esperaba que ella le acompañara a su casa.

En la ronda de testigos, ha comparecido una de las doctoras que le atendió en un centro de salud por depresión. "Me pareció una depresión como otras tantas que no significa un trastorno mental. Si no le hubiera derivado a psiquiatría", ha contado. En la fase previa se ha acordado que conste la prueba constituida sobre la declaración de su hijo para evitar que tenga que recordar los trágicos hechos ocurridos el 28 de abril de 2014.

PETICION DE PENA

El acusado se enfrenta a una petición fiscal de 21 años de prisión por un delito de asesinato y otro en grado de tentativa. La acusación particular, que representa a la familia, eleva la solicitud a 25 años de cárcel por asesinato, y 18, por esta infracción penal en grado de tentativa.

El abogado defensor solicitará la libre absolución de su cliente, mientras que el fiscal quiere que cumpla la pena en un centro psiquiátrico. La abogada de la familia luchará en el juicio por que se le condene y cumpla la pena en un centro penitenciario al estimar que no tenía las capacidades alteradas y que se hallaba en perfecto estado de conciencia.