Un coordinador del plan de Seguridad se enteró de la avalancha dos horas después

  • El encargado de cámaras abandonó su puesto para apagar pulsadores de incendios durante la avalancha

Un coordinador del plan de Seguridad de Seguriber, Raúl Monterde, ha afirmado este jueves que trasladó a dos jóvenes heridas a la enfermería durante la avalancha, pero que se enteró de la tragedia dos horas después (cinco de la mañana) de que esta hubiera ocurrido.

Así lo ha asegurado Monterde durante la sexta sesión del juicio por el 'caso Madrid Arena', celebrado en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid, donde del mismo modo ha señalado que le llegaron a avisar de una tercera chica "afectada" y que no avisó al servicio de Emergencias porque le comunicaron que Control ya había avisado al 112.

Además ha asegurado que los dos traslados de las jóvenes a la enfermería los realizó en compañía del vigilante del control de cámaras, Roberto Mateos García, con quien había acudido con anterioridad a cubrir una incidencia, ya que había habido un conato de incendio. Ha asegurado que no llamó a otra persona para que cubriera el puesto de Mateos.

El coordinador del plan de Seguridad de Seguriber ha reconocido que para comprobar los pulsadores de incendios pasó por el vomitorio afectado por avalancha, aunque no recuerda la hora, pero sí vio que "no había más gente de lo normal". Una vez cubierta la incidencia, "sobre las 3.40 horas", Monterde ha señalado que fueron al control y vieron a una de las víctimas. Comprobaron si tenía pulso, y la llevaron a la enfermería, donde no llegaron a entrar. "Nadie nos comunicó que pasara nada en el pabellón", ha puntualizado.

En cuanto a si le pareció correcta la dotación de miembros de seguridad aquella noche ha señalado que él eso no lo valora. "Soy un mandado", ha asegurado. Monterde ha reconocido que había un servicio "de seguridad interior", con chaleco amarillo, que llevaban la "vigilancia interior, disolvían peleas, sacaban a gente ebria o pedían DNI". Ha reconocido saber que algunas de las cámaras de videovigilancia solamente eran carcasas.

Respecto a la cuestión de quién ordenó abrir el portón de cota cero, Monterde ha indicado que escuchó órdenes del coordinador de operaciones de Madridec, Francisco del Amo, de que se procediera a la apertura del mismo. Ha reconocido conocer el plan de vigilancia y las vías de evacuación, que eran las puertas de emergencia más las 39 de cota once junto a los portones de cota cinco y cota cero.

Del mismo modo, ha reconocido no haber oído la voz del empresario y organizador de la fiesta, Miguel Angel Flores, por el transmisor, pero que la orden por el mismo la dio el jefe de equipo de Seguriber, José Antonio Díaz Romero.

EL ENCARGADO DE CÁMARAS ABANDONÓ SU PUESTO PARA APAGAR PULSADORES DE INCENDIOS

El encargado de control de cámaras y vigilante de Seguriber, Roberto Mateos García, ha afirmado este jueves que se ausentó de su puesto de trabajo para apagar pulsadores de incendios y evitar que sonara la alarma en el recinto municipal --con el consiguiente pánico de los asistentes--. Así lo ha asegurado Mateos durante su declaración en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid, donde ha afirmado que su misión era comprobar que las cámaras grababan mediante la emisión de un piloto verde por cada una de las pantallas. Respecto a si él vio algo por las pantallas ha señalado que "intentaba ver". "Algo vi", ha apuntado.

Según ha relatado, aproximadamente salió a las 00.30 horas para ver a unos compañeros, y a las 2.30 horas salió para "estirar piernas" y porque una camarera quería ir a un servicio próximo a su zona de control de cámaras. Aproximadamente a las 3.10 horas, según su relato, un componente de mantenimiento llegó "nervioso porque no encontraba unos pulsadores de incendios". Entendió entonces que era "importante" que no sonara la alarma de incendios y salió a comprobarlos "vomitorio por vomitorio" junto a otros tres compañeros.

Ha señalado que fue mantenimiento quien continuó mirando. Les llamaron y pidieron, según pudo entender, apoyo "urgente" por una pelea. Allí comprobaron que las puertas estaban abiertas y que había tránsito de gente. Después fueron al muelle mónico -otra de las entradas--, donde ya estaban abiertas las puertas. "No se cerraron porque al ser de cristal podía ser peligroso", ha apuntado.

Luego bajó al cuarto de control, aunque no recuerda la hora. Comprobó que los sistemas seguían grabando. Al poco tiempo les llevaron una víctima al control. "Llegaba un chico con una chica en muy mal estado". Alrededor de las cuatro de la mañana, salieron, comprobaron que tenía constantes vitales y decidieron llevarla al servicio médico de forma inmediata.

LAS CAMARAS

Al llegar a su puesto de trabajo, Mateos García comprobó que las cámaras "no estaban nombradas, y estaban descolocadas". Además ha señalado que el equipo lo formaba un ordenador "con retardo y salto de imagen" y dos monitores de dieciséis cámaras, aunque "lo importante era que grabaran". Ha indicado que el Madrid Arena tiene "unas 100 o 101 cámaras".

Por otra parte, le ha dicho a la fiscal que le dijeron que tenía que quedar "todo grabado" y que "nadie" podía entrar en la zona técnica. Mateos ha señalado que "con el sistema que había --de cámaras-- poco se podía prevenir" ya que "las cámaras son disuasorias y es lo que puede prevenir". Mateos ha indicado que "las cámaras están para comprobar con posterioridad sucesos que han ocurrido".

Mateos ha afirmado desconocer si se produjo una revisión de las cámaras. Respecto a cómo las manejó aquella noche, ha indicado que fue "moviendo pestañas" en el ordenador para comprobar que había "un puntito verde", que indicaba que las cámaras estaban grabando. Ha confirmado que amplió alguna de las imágenes porque "un saltimbanqui" tenía una antorcha "y no sabía si era fuego de verdad".

Respecto a la posición de estas, ha señalado que eso "no lo valora". "Mi opinión no cuenta, trabajo con lo que tengo y tengo que comprobar que las cámaras graban", ha aseverado. La fiscal Ana Muñoz le ha recordado que en el Juzgado de Instrucción declaró que no le dio tiempo a programar las cámaras, aunque el acusado ha señalado que no sabía "cuáles eran las importantes".

A preguntas de la acusación particular, ha admitido que sí podía ver el pabellón Satélite a través de las cámaras, porque había unas que apuntaban hacia dicho recinto y otras que se encontraban dentro del mismo.