Con una precisión milimétrica, lograron acceder por el tejado al almacén situado en Francisco Silvela.
Se descolgaron desde el tejedo, y lograron acceder a las cajas fuertes donde se guardaban las joyas. Un golpe que terminó con la huida de los ladrones con el botín en sus manos.
Los delincuentes conocían bien el edificio, que llama la atención por su estructura acristalada, sin ningún detalle de lo que alberga, y mucho menos del almacén de joyería. De madrugada, lograron acceder al interior y se descolgaron desde la azotea, por la parte posterior hasta la tercera planta, justo sobre un patio interior que el inmueble comparte con otros edificios.
Cargados con todo el material que necesitaban, practicaron un butrón para llegar al almacén, y forzaron puertas hasta que llegaron a las cajas fuertes, que abrieron utilizando una radial. Un golpe con poca improvisación para la que tuvieron casi forzosamente información y detalles que pudieron obtener de alguien que o bien hubiera trabajado allí, o conociera bien las instalaciones. Es una de las líneas de trabajo de la Policía.
Precisamente el Gremio de Joyeros asegura que en butrones como éste lo que falla es el sistema de alarma, que no detecta cortes de la línea telefónica o de electricidad, convirtiendo el establecimiento en vulnerable, y dando tiempo de sobra a los ladrones.
Para los empresarios de joyería, la Policía está volcada en detener a los delincuentes, pero insiste en una mayor dureza en las penas para estos delitos.
