La Policía Local de Arganda del Rey requisó la semana pasada un total de 11 cachorros y 5 perros adultos de una finca llamada 'El Paraíso', cuyo propietario padecía el llamado 'Síndrome de Noé', un trastorno consistente en acumular animales hasta el punto de no poder atenderlos de forma básica, ha informado la Asociación por la Liberación y Bienestar Animal (ALBA).
La alarma fue dada por personas que acudían de forma voluntaria a este lugar para ayudar con el mantenimiento de los más de 60 animales que allí residían.
"Tras múltiples y fallidos intentos de convencer a los responsables de que los animales no estaban en buenas condiciones, al final recurrieron a las autoridades. Estamos, por tanto, ante un claro caso de Síndrome de Noé", ha señalado la asociación animal.
Hasta allí se desplazaron miembros de varias organizaciones protectoras. Como se notifica la incautación con varios días de antelación, las personas que gestionan 'El Paraíso' repartieron a los animales por fincas circundantes y a saber qué otros sitios más. La Policía preguntó por el paradero de los mismos pero no hubo respuesta.
Los miembros de ALBA encontraron unas instalaciones "insuficientes" para la cantidad de animales que albergan y 11 cachorros y 5 perros adultos. Tras comprobar las condiciones de los animales y recogerlos, los voluntarios de las asociaciones realizaron unas inspección ocular por los alrededores en busca del resto de los perros.
La Asociación por la Liberación y Bienestar Animal se ha llevado a su albergue tres cachorros y una pastora alemana mestiza con Leishmania. El resto de animales se los repartieron entre las demás asociaciones. EL SINDROME DE NOE
El Síndrome de Noé de las patologías menos conocidas dentro del mundo de las enfermedades mentales pero que cada vez afecta a más personas y, por consiguiente, a más animales. Básicamente consiste en la obsesión de acumular animales hasta el punto de no ver que no son capaces de atenderlos no ya adecuadamente sino de forma básica. Estas personas creen que los ayudan, incluso piensan que son los únicos que lo hacen.
Los afectados por este síndrome pueden ser animales domésticos, de granja o incluso exóticos. La especie más damnificada son los gatos y los perros, sobre todo los primeros ya que no requieren salir a la calle a hacer sus cosas.
Aunque cuando esta enfermedad llega a su punto álgido, los que la sufren no se preocupan de ellos, ni los pasean, ni los asean ni los alimentan correctamente.
Por regla general, este tipo de enfermos no tienen espacio suficiente y la falta de higiene crea un caldo de cultivo ideal para bacterias, virus y demás. Así, muchos animales enferman y no son tratados. En la última fase, se contagian unos a otros, se pelean entre si llegando incluso al canibalismo y a la muerte por pura supervivencia.
