Madrid celebra su maratón pensando en Boston y en Buenos Aires

  • Los atletas, sin miedo a incidentes

Entre el horror de la tragedia de Boston y la esperanza de la candidatura olímpica a los Juegos de 2020, Madrid acoge este domingo a 26.000 corredores en sus calles para poblar las tres carreras que forman el marco general de la 36 edición de su maratón.

Unos minutos antes de las 9.00, hora fijada para la partida, un miembro de la Brigada Paracaidista descenderá sobre la plaza de Colón con la bandera de la candidatura olímpica Madrid 2020 ante una masa de corredores apostados junto a la pancarta de salida para afrontar uno de los recorridos más duros de un maratón internacional.

Los atentados del pasado día 15 en la meta de Boston, que costaron la vida a tres personas y causaron heridas a 170, no han retraído a los corredores. Bien al contrario, al día siguiente de la tragedia se duplicó la media de alistamientos y mañana habrá 13.000 participante en el maratón, 6.500 en el medio y otros 6.000 en la carrera de 10 kilómetros, según cifras de la organización.

El salmantino Rafael Iglesias, campeón de España de maratón en 2009, comentó hoy que "esto sigue siendo una gran fiesta que no debe parar por culpa de unos indeseables que buscan notoriedad haciendo daño en grandes concentraciones".

Boston estará en la mente de organizadores y participantes. Antes de la salida se guardará un minuto de silencio en memoria de las víctimas y los corredores, a quienes se ha pedido que exhiban con la mano el signo "B" del lenguaje sordomudo, portarán una insignia negra de luto en el dorsal.

Los atentados de Boston han disparado las medidas de seguridad, especialmente en una ciudad como Madrid que el 11 de marzo de 2004 sufrió el terrible azote del terrorismo en atentados que causaron la muerte a 191 personas.

El dispositivo de seguridad para el presente año se ha reforzado con 400 policías nacionales, 390 municipales, 60 agentes de movilidad y 250 miembros del Samur.

Del dolor a la esperanza. Madrid conocerá su suerte olímpica el 7 de septiembre a las 22.30 horas, cuando el presidente del COI, Jacques Rogge, anuncie en Buenos Aires la ciudad que organizará los Juegos de 2020, y el maratón madrileño, a cinco meses vista, constituye una oportunidad ideal para mostrar al mundo las dotes organizativas y el amor al deporte de la capital española.

Desde el arco de salida al podio final, escenarios, banderolas y pancartas recordarán al mundo que Madrid quiere los Juegos de 2020.

En el aspecto deportivo, el maratón de Madrid se ha fijado el modesto objetivo de mejorar sus propias plusmarcas, en poder del keniano Moses Arusei (2h10:58 en 2011) y de la turca Mehtap Sizmaz (2:32.04 en 2009).

La altitud de Madrid, cercana a los 700 metros, y un recorrido con muchas subidas y bajadas que remata en un prolongado ascenso hacia la meta en El Retiro impide que las marcas ganadoras se aproximen a los mejores registros mundiales. El parte meteorológico, que anuncia vientos de entre 11 y 28 km/h, tampoco ayuda.

Los kenianos Francis Kiprop y Elijah Kiprono, con marcas inferiores a 2h08, parten como favoritos en categoría masculina. Rafael Iglesias, después de dos años sin correr un maratón por culpa de una osteopatía de pubis, se conforma con terminar la prueba para volver a sentirse corredor de maratón.

Le acompañará durante unos 18 kilómetros su amigo el barcelonés Carles Castillejo, un atleta de elite que ha sido campeón de España de 10.000, de maratón y de cross.

Entre las mujeres destacan, por sus marcas inferiores a 2h29, la lituana Diana Lobacevske y la rusa Alena Samokhvalova, junto a la etíope Desta Girma Tadesse, ganadora del maratón madrileño en 2011, y la gallega Vanessa Veiga, que correrá acompañada de su marido, Julio Rey, plusmarquista español de la distancia y en la actualidad retirado de la competición de elite.

Jesús España, campeón de Europa de 5.000 metros en 2006, y Arturo Casado, campeón continental de 1.500 en 2010, se enfrentarán en la carrera de 10.000 metros.

En el plano económico, un informe municipal calcula que el maratón de este año tendrá un impacto económico en la ciudad de unos 12 millones de euros como gasto en hoteles, restaurante, transportes o comercio. 4.575 atletas llegarán desde el extranjero y otros 4.650 lo harán desde otras comunidades autónomas, lo que supondrá la llegada a Madrid de más de 21.000 visitantes.

LOS ATLETAS, SIN MIEDO A INCIDENTES

Los atletas participantes en el maratón de Madrid no experimentan ningún temor a incidentes en la carrera de mañana, dos semanas después de los atentados de Boston, y consideran que "la fiesta debe continuar", en palabras de Rafael Iglesias, que aspira a ser el primer español en cruzar la meta.

"Lo ocurrido en Boston no debe modificar nuestras planes. Los indeseables buscan grandes concentraciones para hacer daño pero ha sido un hecho puntual que no debe retraer a los corredores. La fiesta debe continuar", comentó durante la presentación de los principales atletas participantes.

El pabellón de la Pipa de la Casa de Campo ha reunido, la víspera de la carrera, a los corredores populares, que se acercaron a recoger su dorsal, con los "pata negra", denominación que, entre los aficionados, reciben los africanos de elite.

Ninguno de los atletas llamados a disputar la victoria ha presentado a los organizadores demandas especiales por los atentados de Boston. "Todo ha sido igual que otros años. Todos quieren correr y ganar, sin preocuparse de otras cosas", comentó el director técnico de la prueba, Miguel Ángel Mostaza.

Tampoco los españoles han experimentado la menor preocupación. El barcelonés Carles Castillejo, un hombre que ha sido campeón de España de 10.000, maratón y cross, partirá con la sola misión de ayudar, durante unos 15 kilómetros, a su amigo Rafa Iglesias, que después de dos años sin correr un maratón por culpa de una osteopatía de pubis, acude al "reencuentro con una prueba tan bonita".

El madrileño Arturo Casado, campeón de Europa de 1.500 en 2010, correrá los 10 kilómetros en lucha con Jesús España, que fue campeón de Europa de 5.000. "Es un reto difícil, porque Jesús es más fondista que yo, pero corro en casa y voy a salir supermotivado", advirtió Casado.

Julio Rey, plusmarquista español de maratón, saldrá en el maratón para hacer de liebre a su esposa, Vanessa Veiga. "Esta vez sí quiero terminar, y hacerlo junto a ella en una marca inferior a 2h35", indicó a EFE el toledano. Veiga se considera "en buena forma, dispuesta a intentar 2h33".

Rey asegura que "nadie piensa en que pueda haber incidentes durante la carrera", de ahí que el matrimonio se haya inscrito "sin ningún temor".

Uno de los favoritos será el keniano Thompson Cherogony, vencedor en 2010 y segundo en 2011. "Espero que el tiempo sea bueno. Conozco bien el recorrido y estoy preparado para ganar", dijo.

Entre las mujeres repetirá experiencia Dailin Belmonte, campeona cubana, que fue cuarta el año pasado y no descarta luchar mañana por el podio: "que nadie se confíe porque no soy fácil", comentó ante un público curioso que respondió con risas al comentario.