Los zorros vuelven a la Casa de Campo

Trabajadores de la Casa de Campo han observado en las últimas semanas la presencia de numerosos zorros pululando dentro del 'pulmón verde' de la capital, unos animales que llegaron hace pocos años pero que ya se dejan ver por el lugar gracias a la restricción del tráfico en la zona.

La primera constancia en este año de la presencia del zorro en la Casa de Campo llegó tras las copiosas nevadas de este enero. El director del parque matritense, Francisco Pachón, iba caminando como cualquier mañana y observó unas claras huellas de este animal en la zona de la Huerta de la Partida y le siguió el rastro.

Así, metros más tarde vio a un zorro adulto con el pelo gris que cruzaba un basurero y se dirigía hacia los viveros municipales, lugar donde vive una gran cantidad de conejos. Y es que este pequeño herbívoro es el alimento preferido de los raposos, que pocas veces se dejan ver de día, puesto que son cazadores nocturnos.

Pachón ha observado a este viejo zorro un par de veces más por la zona. Pero lo que creía que era un animal aislado, que quizá había perdido el rumbo desde el Monte del Pardo y había acabado allí por despiste, finalmente no resultó ser así.

El director de la Casa de Campo de Madrid paseaba por el arroyo de Robajos --prácticamente seco en esta época del año-- cuando observó a un pequeño cachorro de zorro, nacido este año o como muy pronto a final de 2009. "El lugar está lleno de zarzales y plantas de ribera y es posible que también haya muchos conejos", ha afirmado.

El ejemplar, de color rojizo casi anaranjado, se dirigía a una madriguera cercana, situada posiblemente cerca del Palacete de los Vargas, entre la M-30 y el Lago.

CASI UNA DECENA DE EJEMPLARES

Pero no sólo estos dos ejemplares ya han establecido su guarida en la Casa de Campo. Uno de los miembros de la Patrulla Verde, Jorge Calvo, calcula que unas tres hembras y cuatro machos viven de forma fija en el mayor parque urbano de Europa.

Pero pueden ser mucho más. De hecho, en los últimos meses dos zorros han muerto atropellados en la zona abierta al tráfico cerca de la carretera de Castilla y próximo al parque de atracciones. Allí se ha visto a algún ejemplar dirigirse a comer los alimentos que dejan algunos ancianos a los gatos.

Según explicó Calvo a Europa Press, el cierre al tráfico hace unos años de gran parte de la Casa de Campo es determinante para que el zorro haya llegado a la zona verde. Otro factor ha sido el aumento de la población de conejos (tras la enfermedad de la mixomatosis, que diezmó su número en los últimos años) y la ausencia de 'competencia' depredadora.

NUEVOS HABITANTES DE LA CASA DE CAMPO

Esta 'tranquilidad' ha favorecido la llegada, además de los zorros, de otros nuevos habitantes a la Casa de Campo. Éste es el caso de los cormoranes, un ave nórdica parecida a los pelícanos que ha establecido su base en el Lago.

Antes se veían pocas cigüeñas, pero el centro de recuperación de animales de El Encinar de San Pedro ha servido de reclamo para una de estas grandes aves. También han establecido sus nidos aquí la paloma torcaz y las cotorras argentinas, una especie invasora que en donde se asienta echa del lugar a otros pájaros del entorno como gorriones, carboneros y pitos reales.

"Están localizadas donde hay algún curso de agua y donde hay abundancia de comida. Ellas necesitan estar cerca de agua y les va la algarabía y el bullicio al borde de los caminos y carreteras. Eso sí, las únicos que pueden con ellas son las urracas", ha explicado el director de la Casa de Campo.

Entre los mamíferos, también se han reintroducido en el parque ardillas criadas en cautividad y lepidócteros. También se deja caer de vez en cuando algún jabalí procedente del Monte del Pardo; o manadas de perros perdidos o abandonados por sus dueños, que han conseguido adaptarse muy bien a la Casa de Campo.

Ejemplos de ello en los últimos años ha sido la presencia de un galgo que cazaba decenas de liebres en la Casa de Campo y que fue cazado tras una larga búsqueda; o el caso de la manada de perros cimarrones abandonados, que hace dos años ocasionaron serios problemas a la fauna del Parque y también a algún que otro paseante o ciclista.