La Policía abrió hasta 9 líneas de investigación para detener al pederasta

  • El presunto pederasta de Ciudad Lineal llegaba a estar hasta 6 horas en el gimnasio
  • La "broma" que sirvió para cazar al presunto pederasta de Ciudad Lineal

La número "dos" de la Operación Candy que se saldó con la detención del presunto pederasta de Ciudad Lineal el 24 de septiembre de 2014 ha dicho que la Policía Nacional abrió hasta nueve líneas de investigación para dar caza al acusado. Lo ha dicho en la tercera sesión de la vista oral que se celebra desde el pasado martes en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid contra Antonio Ortiz, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

"Hubo muchas líneas de investigación, desde cámaras, localización de viviendas y vehículos, antecedentes de los sospechosos, vestigios biológicos y así hasta nueve líneas de investigación", ha dicho la jefa del Grupo 3 del Servicio de Atención a la Familia (SAF) y que era la responsable de uno de los dos operativos que la Policía desplegó en la denominada Operación Candy.

Como ha avanzado antes en su declaración el inspector jefe del SAF, la testigo ha manifestado que nada más entrar la denuncia sobre las agresión a TP3 del 10 de abril de 2014, vio que existía "bastantes similitudes" con la primera víctima del 10 de septiembre de 2013. Esas similitudes tenían que ver con el modus operandi, los engaños empleados hacia las niñas y la descripción física del autor de los hechos. El relato de esta menor fue crucial para identificar y detener a Antonio Ortiz el 24 de septiembre de 2014 en Santander.

HASTA SEIS HORAS DE GIMNASIO

El presunto pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ortiz, llegaba a estar hasta seis horas en el gimnasio para mantener la masa muscular que había conseguido a base de pesas y anabolizantes. Así lo ha relatado este jueves el inspector jefe de la Operación Candy, el dispositivo del Servicio de Atención de la Familia, de la Brigada de Policía Judicial, que llevó a la detención de Antonio Ortiz.

Pocos detalles nuevos se han destapado durante la primera declaración que ha tenido lugar en la tercera sesión del juicio. Como anecdótico, se ha contado que cuando Ortiz estaba huido en Santander, llegó a ir cada día hasta seis horas en el gimnasio. Esto le permitió mantener su cuerpo corpulento.

Precisamente, la descripción que dio una de las víctimas acerca de que su agresor sexual era un hombre corpulento permitió cercar el camino hacia Ortiz junto con otras pruebas. Contó que era corpulento, que sudaba y que se limpiaba con una toalla con el logo de un gimnasio. De hecho, agentes de la Policía le identificó a la salida del gimnasio de la calle Malagón el 28 de agosto de 2014. Poco después, se marcharía a Santander, donde se refugió en casa de uno de sus tíos. Ahí, pasaba a diario hasta 6 horas en el gimnasio.

En el juicio, Ortiz sigue mostrando una figura musculada, lo que deja intuir que pasa las horas en el gimnasio de Herrara de la Mancha, en la localidad de Manzanares de Ciudad Real.

LA "BROMA" QUE SIRVIÓ PARA CAZAR AL PRESUNTO PEDERASTA

El inspector jefe que dirigió la "Operación Candy" que se saldó con la detención del presunto pederasta de Ciudad Lineal ha explicado hoy que identificaron al acusado en agosto por su "firma" ya que engañaba a las niñas diciéndoles que iban a gastar "una broma" a un familiar. Lo ha dicho en la tercera sesión de la vista oral que se celebra desde el pasado martes en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid contra Antonio Ortiz, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

En su declaración como testigo, el inspector jefe del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional ha explicado que el dato de la "broma" fue crucial para identificar y detener al presunto autor de las cuatro agresiones. Al respecto, ha contado que ya en julio la policía había reducido el grupo de 50 sospechosos a tres, entre ellos Antonio Ortiz, gracias a los detalles que aportaron las tres primeras niñas y los abundantes antecedentes policiales que este tenía.

Pero en agosto, poco después de la cuarta agresión del día 22, los agentes hallaron que Ortiz tenía antecedentes penales al ser condenado a nueve años de prisión por una agresión sexual en 1998, si bien finalmente cumplió siete. Esta niña contó cómo el procesado se acercó a ella y le dijo "vamos a gastar una broma a tu tío y a tu abuelo".

Fue exactamente la misma frase que empleó para captar a la cuarta de las menores, el 22 de agosto de 2014 en un parque de Ciudad Lineal. En ese momento los agentes descartaron a los otros dos sospechosos porque tenían abundantes indicios hacia Ortiz. Entre los indicios, ha enumerado el edificio de la calle Santa Virgilia donde supuestamente llevó a dos de las niñas para agredirlas sexualmente, los vehículos que empleó en los secuestros y las características físicas ofrecidas por las niñas, especialmente la última.

"Dijo que era musculado, que sudaba mucho y que le caía el sudor. Hablaba de venas muy marcadas", ha dicho el inspector jefe, que ha especificado que eso les condujo a sospechar de una persona vinculada al culturismo, que era una afición del procesado. Precisamente agredió a la menor nada más salir del gimnasio, en el que "llegaba a estar hasta seis horas".

En aquel momento montaron dispositivos no solo en los parques infantiles, sino también en los gimnasios. Tanto es así que le siguieron y le identificaron al salir de su gimnasio lo que, según el inspector jefe, provocó que se diera cuenta de que estaba siendo investigado y se viera forzado a marcharse de Madrid a Santander. Además, las comunicaciones y el posicionamiento del teléfono del acusado desvelaron el recorrido que realizó con las menores. "Todo era compatible", ha destacado.

Finalmente, la Policía vio en septiembre que su teléfono le posicionaba en Santander, por lo que se pidió autorización al juez para pincharle el aparato y controlarle 24 horas para evitar que volviera a actuar. El 24 de septiembre se le detuvo tras solicitar autorización judicial. "Teníamos muchos indicios; si hubiésemos tenido pruebas lo hubiésemos detenido el primer día. (Los investigadores de la Policía) Se dejaron las pestañas en ello", ha apostillado el inspector jefe director de la "Operación Candy".