Gallardón visita el centro de control de Azca desde donde se vigila el alumbrado, túneles y galerías de Madrid

  • Incorpora un Sistema de Telecontrol del alumbrado público que mejora la eficiencia energética
  • En los últimos años se ha sustituido el 95% de 60.000 globos y faroles de las calles

Desde el complejo de Azca, el Centro de Control de Instalaciones de Servicios de la ciudad, que ha visitado hoy el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, se vigilan día y noche 15 túneles, el 90% del alumbrado público de la ciudad y más de 100 kilómetros de galerías de servicios subterráneas de Madrid. El centro, financiado con 11 millones de euros del Fondo Estatal para Empleo y Sostenibilidad, funciona desde el año pasado, pero la novedad es que ahora incorpora un Sistema de Telecontrol del alumbrado público, reforzando así la vigilancia integral de la ciudad y la apuesta por la eficiencia energética que permiten las nuevas tecnologías.

El ahorro y la sostenibilidad constituyen "aspectos críticos para cualquier economía que quiera ser competitiva y una exigencia medioambiental de primer orden", sobre todo en una región como Madrid, que "es deficitaria en la generación de energía", ha recordado el alcalde.

El Sistema de Telecontrol del alumbrado, que vigila desde Azca 2.572 centros de mando que abarcan el 90% de las farolas de la ciudad, permite detectar antes las incidencias y averías, mejorando la respuesta a las mismas y, por tanto, el ahorro energético.

Tras señalar que "la contaminación lumínica es la gran olvidada", Gallardón ha explicado que el alumbrado público, además de regirse por exigencias estéticas y de seguridad, debe ser compatible "con garantizar un cielo limpio y oscuro". Madrid, ha continuado Gallardón, está superando el antiguo "concepto de proyección de la luz de la ciudad al cielo", ya que la contaminación lumínica "no es indicio de buena iluminación, sino justo lo contrario, de ineficiencia" energética.

El alcalde ha recordado que en los últimos años se ha sustituido el 95% de los casi 60.000 globos y faroles de las calles por lámparas más eficientes, reduciendo así las emisiones de CO2 en 2.445 toneladas anuales. Según el alcalde, Madrid supera con mucho la normativa de los organismos internacionales sobre alumbrado, así como los objetivos previstos en el Plan de Acción para 2008-2012 del Gobierno central, aprobado dentro de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética.

Además, el nuevo centro "ha permitido mejorar también los sistemas de seguridad del propio complejo de Azca, que pasa a ser vigilado desde aquí", ha aseverado Ruiz-Gallardón para quien el centro constituye un paso más en la transformación de Madrid en una 'smart city' o "ciudad inteligente, que pone la tecnología al servicio de la eficacia y el ahorro".

El centro de Azca, que según el alcalde supone el cumplimiento de un compromiso electoral de la legislatura anterior, se halla en una gran sala con un vídeo-muro formado por 20 pantallas y con espacio para 9 operadores y 3 supervisores.

Cuenta también con una "sala de crisis", con una gran pantalla de 42 pulgadas, así como salas de descanso para los trabajadores, ya que estas dependencias funcionan de forma permanente las 24 horas, todos los días del año.

Así, cuando el funcionamiento del alumbrado no cumple los parámetros o el horario establecido genera una alarma, al igual que cuando hay un fallo en el circuito, en el suministro, o cualquier descenso o incremento del consumo.

Además, desde Azca se vigilan 100 de los 144 kilómetros de galerías subterráneas que cruzan Madrid y en las que se alojan 4.600 kilómetros de red de cable o tubería que proporcionan servicios básicos como agua, electricidad o telefonía.

El mantenimiento de estos servicios genera un total de 20.000 accesos anuales a estas galerías por parte de los trabajadores de empresas como Telefónica, Iberdrola o Unión Fenosa, cuyas entradas que son controladas desde el centro de Azca, según ha explicado la teniente de alcalde y delegada madrileña de Medio Ambiente, Ana Botella.

También se vigilan 15 túneles de tráfico de la ciudad que se sitúan en el interior del anillo de la M-30 (excluidos los túneles de la propia M-30), y que suman una longitud de 27 kilómetros.

Se vigila tanto el tráfico en los túneles como la calidad del aire e incidencias como averías, incendios o la entrada de peatones, en cuyo caso se alerta a la Policía, a los Bomberos y se emiten avisos en los carteles luminosos dentro de los túneles limitando la velocidad de los coches que circulan en ese momento, según ha explicado uno de los técnicos.