El presunto asesino de la mujer embarazada era un indigente con antecedentes

  • El autor del tiroteo tenía una carta de despedida en la que decía que le perseguía el demonio
  • Un testigo asegura que el agresor fue directamente hacia la mujer embarazada

El hombre que mató a una mujer embaraza e hirió a otra en una iglesia de Madrid efectuó cuatro disparos en el interior del templo y entre sus ropas se ha encontrado un papel a modo de despedida. Según ha informado un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, Iván Berral Cid, de 34 años, que vivía en la calle desde hace varios meses, efectuó un disparo contra la embarazada y dos contra otra feligresa, que permanece ingresada en el Hospital La Paz.

El cuarto disparo fue con el que el agresor se quitó la vida.

Iván B.C., de 34 años y residente en Madrid, llevaba varios meses viviendo en la calle y durmiendo en diferentes albergues.

Las mismas fuentes han informado de que Iván Berral llevaba el arma escondida en una funda de raqueta de pádel y, entre sus ropas, escondía "un papel a modo de despedida".

DECIA QUE LE PERSEGUÍA EL DEMONIO

Iván B.C., el autor del tiroteo que se produjo ayer en una iglesia de Chamartín tenía entre sus pertenencias una carta de despedida en la que decía que le perseguía el demonio. Fuentes de la investigación han confirmado la existencia de esta misiva entre los objetos personales del agresor, que tras matar a la mujer embarazada y disparar contra otra feligresa, se suicidó.

Iván tenía numerosos antecedentes policiales por malos tratos, lesiones, amenazas, y atentado contra la autoridad, entre otros. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid han explicado a Europa Press que había sido detenido por la policía en diversas ocasiones desde que tenía 20 años.

Además, contaba con una orden de alejamiento desde el pasado mes de junio de una mujer de nacionalidad colombiana que nada tiene que ver con las personas implicadas en el tiroteo de ayer, según las mismas fuentes.

EL CURA DICE QUE EL AGRESOR ESTABA "ANSIOSO, NO ALTERADO"

Francisco Santos, el cura de la parroquia de Santa María del Pinar de Madrid, en la que un hombre mató a una mujer embarazada e hirió a otra, ha contado hoy que el agresor había estado merodeando en torno a la iglesia y que parecía "ansioso, no alterado" y mantenía un comportamiento "correcto, no agresivo".El sacerdote ha relatado a los periodistas que le había visto por la parroquia sobre las seis y diez de la tarde, unas dos horas antes de la misa. Hacia las seis y veinte entró y salió varias veces del templo y preguntó "de forma ansiosa" a unas 10 personas a qué hora era la misa de esa tarde, lo que le pareció "un poco extraño".No le había visto nunca por el barrio y nadie con quien ha hablado después lo conocía.

Sin embargo, a la víctima, una mujer embarazada de 36 años, y a su madre, que esperaban el comienzo de la misa en uno de los bancos del fondo de la iglesia, sí las conocía de cara. Santos estaba a punto de empezar la misa, para la que había unas 60 personas. Había salido a encender las velas y había regresado a la sacristía para vestirse cuando escuchó las detonaciones, por lo que no vio directamente lo sucedido.

Lo que sabe de lo ocurrido se lo contaron otras personas: que el hombre llevaba una funda de raqueta de pádel de la que extrajo la pistola, que vestía pantalón corto de cuadros, camiseta y gorra blanca, que entró "sin mediar palabra" y disparó a la víctima mortal y a otra mujer que estaba un poco mas adelante a la que hirió. Le contaron también, ha dicho, que el agresor recorrió todo el pasillo central de la iglesia hasta cerca del altar, se arrodilló y se descerrajó un tiro en la boca.

Hoy recuerda que cuando salió vio "escenas terribles", que "la gente estaba tirada en el suelo" y que "los minutos que pasaron hasta que llegaron el Samur y la Policía fueron eternos".Además, ha destacado que "el comportamiento de los feligreses fue magnífico. El comportamiento cívico -ha declarado- fue de diez".

EL AGRESOR FUE DIRECTAMENTE HACIA LA MUJER EMBARAZADA

Un testigo de lo ocurrido ha relatado que el hombre que disparó en la iglesia llevaba todo el día merodeando por la zona, llevaba la pistola escondida en una funda de raqueta de pádel y fue "directamente" hacia su víctima, una mujer embarazada de 36 años. "Me podría haber matado a mí o a otra persona pero fue a ella directamente", ha contado Jesús Herranz, un vecino del barrio que estaba sentado detrás de la víctima, en los últimos bancos, esperando a que comenzase la misa de ocho de la tarde en la parroquia de Santa María del Pinar.

Herránz ha indicado que todo ocurrió "unos minutos antes de empezar la misa" y que el hombre, vestido con unas bermudas de cuadros blancos y azules, una camiseta y una gorra blanca, "entró, le puso un pistola en la cabeza y la mato".Luego le miró a él pero siguió hacia el altar "y empezó a intimidar con la pistola, como metiendo miedo".

Fue entonces cuando volvió a disparar y una de las balas impactó en el pecho de otra mujer, que esta mañana permanece herida en el Hospital La Paz, según fuentes sanitarias. Mientras el testigo se quedó paralizado, el agresor sé detuvo "cuatro o cinco metros antes del altar, se arrodilló y, de espaldas al altar y mirando a la calle y a la persona a la que había matado se metió la pistola en la boca y disparó".

En ningún momento se le escuchó decir nada. Jesús Herránz ha nacido ha vivido siempre en este barrio y "jamás en la vida" había visto a ese hombre hasta ayer. Era un "chico joven" que había estado "toda la mañana dando vueltas por la zona".Estuvo sentado dos o tres horas por la mañana a las puertas de la iglesia y por la tarde volvió, entró en un bar y se tomó una cerveza y se acercó de nuevo a la iglesia y preguntó por los horarios de misa. Cuando faltaban dos o tres minutos entró en la iglesia y disparó.

Este testigo ha dicho que la mujer herida sí era una vecina del barrio, aunque no sabe si lo era la fallecida, porque no había fijado en ella hasta que ya tenía la cabeza "deshecha" y la cara llena de sangre. Ha narrado que se vivieron escenas de pánico entre las cerca de 60 personas que estaban en la iglesia en ese momento y que algunos salieron corriendo.