El móvil del presunto pederasta le sitúa en zonas donde capturó a las niñas

  • El minucioso relato de una niña fue crucial para ubicar el piso del pederasta

Un policía nacional ha asegurado en el juicio que el posicionamiento del teléfono móvil del presunto pederasta de Ciudad Lineal le situó siempre en los lugares donde secuestró a las niñas y también donde las abandonó, así como en el piso de la calle Santa Virgilia donde agredió a la segunda víctima.

Lo ha dicho en la cuarta sesión de la vista oral que se celebra desde el pasado martes en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid contra Antonio Ortiz, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

Este agente que participó en la Operación Candy que se saldó con la detención del presunto pederasta de Ciudad Lineal analizó el teléfono móvil del acusado, que se convirtió en una prueba determinante en la investigación a partir de las segunda víctima (TP3), que es cuando el presunto agresor decide apagar el aparato durante el tiempo que cometía las agresiones a las menores.

Cuando la Policía identifica a Ortiz en septiembre, los investigadores se percatan de que el posicionamiento de antes y después de cometerse las agresiones le delata, ya que el teléfono "le sitúa siempre" en los lugares donde se produjeron las sustracciones de las menores y también donde las abandonó tras agredirlas sexualmente.

El agente ha explicado que tras las noticias que aparecieron en los medios de comunicación sobre la agresión a la segunda víctima el 10 de abril de 2014, el acusado decidió apagar el móvil durante las agresiones pero seguía manteniéndolo encendido antes y después.

Así, con las testigos protegidos TP4 y TP5 "el teléfono permanece inactivo coincidiendo con las horas en que supuestamente se produce la agresión, estando activo momentos antes y después". "El teléfono no da señal durante un largo periodo de tiempo que coincide con las horas en que se comenten los hechos, estaba apagado", ha explicado el agente que ha comparecido como testigo.

Una vez que abandonaba a sus víctimas, el teléfono se ubicaba en la calle Montearagón, que era el domicilio de la madre del acusado, con la que vivía ya que la vivienda de la calle Santa Virgilia -donde al parecer cometió dos de las agresiones- estaba desocupada.

Un dato clave en la investigación del teléfono lo aportó la menor denominada TP3 ya que recordó que el acusado hizo una parada con el coche antes de continuar al "piso de los horrores" de la Santa Virgilia.

El agente ha contado que "esa parada coincide con una serie de comunicaciones que ubican ese terminal en la calle Montearagon". Al parecer el acusado fue a la casa de su madre a recoger las llaves de la vivienda donde cometió dos de las agresiones. Otro detalle crucial se explica por el intento fallido de abril de 2014 con una niña de 11 años. Aquel día su teléfono le posicionó también en el lugar donde se produjo dicho intento.

EL MINUCIOSO RELATO DE UNA NIÑA FUE CRUCIAL PARA UBICAR EL PISO DEL PEDERASTA

Una policía nacional ha señalado hoy en el juicio contra el presunto pederasta de Ciudad Lineal que la minuciosa descripción que ofreció una niña de la casa de la calle Santa Virgilia, junto a los planos que realizó del mismo, fue crucial para localizar el denominado "piso de los horrores". Lo ha dicho en la cuarta sesión de la vista oral que se celebra desde el pasado martes en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid contra Antonio Ángel Ortiz, de 44 años, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

Esta agente del Servicio de Atención a la Familia (SAF) que participó en la Operación Candy, que se saldó con la detención del presunto pederasta de Ciudad Lineal, se ocupó de localizar la vivienda del acusado a partir de la declaración de la segunda víctima del 10 de abril de 2014 (TP3), que dio detalles cruciales para localizar el piso donde el acusado supuestamente cometió dos de las cuatro agresiones sexuales.

Ha explicado que la descripción interna y externa que hizo la niña permitió encontrar el piso, ya que los detalles que ofreció eran difíciles de encontrar en otros inmuebles. "El único edificio que los cumple arquitectónicamente hablando era ese", ha destacado. Y ha apostillado: "Los planos que la niña aporta junto a los planos del edificio realizados en 3D por la policía coinciden plenamente".

En una detallada descripción, la niña, que tenía nueve años, habló de un edificio de ocho plantas, con un bar y una tienda de ropa a la derecha, un portal al ras con barrotes negros, gálibos de entrada, con muchos coches y una distancia entre los vehículos y el portal, botones para ciegos en el ascensor y puertas blancas en el trastero.

Preguntada sobre si había otras viviendas de similares características en la zona ha respondido: "Que concretamente lo cuadre todo, ninguna". Esta agente accedió también a la declaración de una menor que sufrió un intento fallido de secuestro el mismo día que se produjo la agresión contra TP3.

Según su relato, la menor, de 11 años, se disponía a entrar en su vivienda cuando se percató de que detrás de ella había una persona que pensó que era un vecino, quien le dijo que tenía unos vestidos que su madre le debía pagar.

Ante esta situación, la niña dijo que iba a subir a consultárselo a ella y que luego bajaba. Pero tras hablar con su padre, ambos bajaron y el hombre ya no estaba. En la declaración policial, la pequeña dijo que el hombre tenía una verruga mientras que la madre señaló que no tenía ni idea del asunto de la ropa, que no tenía sentido.