El alcalde de Boadilla visita las instalaciones de la Fundación ONCE del Perro Guía

once_perros
once_perros |archivo

El alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol, ha realizó este lunes una visita oficial a la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG), situada en el mismo municipio madrileño, desde donde han salido más de 2.000 perros perfectamente adiestrados para ayudar a otras tantas personas ciegas de toda España y mejorar su autonomía personal.

González, acompañado de parte de su equipo de Gobierno local, ha podido conocer de primera mano cómo es el proceso de educación y formación de estos animales desde su nacimiento hasta su graduación como perros guía, y cómo interviene la FOPG en esta labor, ha informado la ONCE en un comunicado.

Los máximos responsables de la FOPG, la presidenta del Patronato, Patricia Sanz, y la directora del centro, Gemma León, junto a la vicepresidenta del Consejo General de la ONCE, Teresa Palahí, han mostrado al alcalde de Boadilla las principales estancias del centro y las utilidades de cada una de ellas.

Estaba previsto que la visita finalizara con una pequeña exhibición del trabajo realizado por los perros guía junto a sus instructores, pero las condiciones meteorológicas lo han impedido.

La FOPG cuenta con una superficie total de unos 100.000 metros cuadrados y las instalaciones albergan los diferentes módulos necesarios en el proceso de formación de los perros guía: Residencia para usuarios, Oficinas, Aislamiento y Perreras.

Todos ellos dotados con los últimos avances para conseguir una máxima eficiencia en la calidad y sanidad de los perros guía, y un equipo humano y profesional sumamente vocacional y con una amplia experiencia.

Trabaja actualmente con cuatro razas de perro: el Labrador, el Golden Retriever, el Flat Coated (y los cruces entre ellos) y Pastor Alemán, que han demostrado ser las más adecuadas para la función que desempeñan.

Desde su creación en 1990, esta Fundación ha proporcionado 2.007 perros guía, el 76,13 por ciento adiestrados por ella misma y el resto por la escuela norteamericana Leader Dogs For the Blind, en Rochester (la mayoría del resto del porcentaje) y Guiden Eyes for the Blind, en Nueva York.

Para ello la Fundación mantiene acuerdos de colaboración con la Escuela Leader Dogs For the Blind y la Federación de Clubs de Leones de España en el primer caso y con la Escuela Guiding Eyes For The Blind en el segundo. 950 están actualmente en activo en España.

ADIESTRAMIENTO DURANTE CASI DOS AÑOS

El proceso que conduce a un perro a convertirse en guía se inicia con la exigente selección de sus padres. La experiencia ha determinado que son cuatro las razas más apropiadas y utilizadas: el Labrador Retriever, el Golden Retriever, el Flat Coated -o el cruce entre ellos- y el Pastor Alemán.

Al final del periodo, que dura entre 18 y 24 meses, sólo la mitad de los perros llegarán a ser guía y antes, deben superar un proceso que tiene tres etapas diferenciadas: estancia con una familia (entre los 45 días y los 12 meses); periodo de adiestramiento (alrededor de ocho meses más) y adaptación a su usuario.

El periodo de adopción en una familia es la etapa de sociabilización del perro, donde aprende a convivir con personas próximas y extrañas y se acostumbra a situaciones, objetos y sonidos como el transporte público, las tiendas o el bullicio, además de aprender las primeras normas. Entre los 12 y los 20 meses, el perro trabaja en su fase de adiestramiento, donde logra habilidades específicas, como caminar siguiendo la línea recta, señalar bordillos o sortear obstáculos.

Al final, llega el momento de asignar el perro a aquel usuario de características más acordes con las del animal: en un cursillo de tres semanas, perro y usuario aprenden a trabajar juntos. Por delante quedan nueve o diez años de convivencia.

Los usuarios buscan un compañero capaz de integrarlos en la sociedad. Por eso, cuentan con derechos que les garantizan que el equipo que forman el perro guía y la persona ciega puede hacer vida normal. Las leyes de todas las CCAA amparan el derecho a deambular libremente en cualquier establecimiento público, o de uso público, o utilizar cualquier medio de transporte.

Esa misma legislación, obliga a los usuarios a mantener a sus perros en perfectas condiciones higiénico-sanitarias, con el fin de que nunca puedan representar un peligro para las personas que con ellos conviven, para lo que, cada seis meses, estos perros son sometidos a análisis y revisiones veterinarias.