El 27,2% de los adolescentes comía dos o más productos de bollería

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El 27,2 por ciento de los adolescentes de la Comunidad de Madrid comía dos o más galletas o productos de bollería al día en 2009, según se desprende del Boletín Epidemiológico de la Comunidad de Madrid de abril de 2010 realizado con una muestra aproximada de 2.000 escolares de 4º de la ESO de la Comunidad de Madrid.

Del informe relativo a los Hábitos de salud en la población juvenil de la Comunidad de Madrid en 2009, se desprende que los chavales madrileños que rondaban los 15 años consumían de media 1,3 raciones de galletas o bollos al día, y destaca que el 27,2 por ciento de ellos consumía dos o más productos de este tipo al día, un consumo que es mayor en los chicos (29,5 por ciento) que en las chicas (25 por ciento).

El consumo de patatas fritas, gusanitos, cortezas y este tipo de alimentos salados "continúa muy extendido en la población adolescente", indica. En concreto, el 9,7 por ciento de los chicos y el 11,6 por ciento de las chicas consumía chucherías saladas con una frecuencia superior a cuatro días a la semana.

Los jóvenes con elevados consumos de este producto tienen un perfil alimentario más desequilibrado, con mayor ingesta de productos cárnicos y bollería y menor de fruta y verdura, señala el informe.

Por otra parte, los chavales comían 6-7 raciones de arroz y pasta a la semana, y 3, de legumbres; mientras ingerían entre 5 y 6 raciones de huevos o tortilla a la semana. La ingesta de pescado estaba a la cola con tres o cuatro raciones semanales, aunque las mujeres consumían más pescado que los hombres.

Como en años anteriores, se mantuvo un patrón de consumo alimentario con un exceso del consumo de productos cárnicos y de bollería, un defecto en la ingesta de verduras y fruta, así como un consumo inferior a lo recomendado de leche y derivados lácteos en un porcentaje importante de jóvenes, sin olvidar la elevada ingesta de chucherías saladas.

Esta misma semana el Consejo Interterritorial de Salud ha aprobado una recomendación para dejar de vender aquellos productos envasados --bollería industrial o chucherías-- con un "alto contenido energético" en los centros escolares no universitarios.

Ya en Madrid, el vicepresidente regional, Ignacio González, criticó la tendencia prohibicionista del Ejecutivo central, aunque dejó claro que no se trataba de algo que haya que aplicar en Madrid de manera obligatoria.

"No se puede beber vino, no se puede comer hamburguesa, no se puede fumar, ahora no se pueden tomar bollos. Es una tendencia natural a prohibirlo todo y no confiar en el libre ejercicio de su libertad por parte de los ciudadanos", criticó González.