Cifuentes se compromete a combatir la prostitución

La concienciación dirigida al cliente, para hacerle ver que la prostitución es una actividad denigrante, y la lucha contra el proxenetismo, son dos vías para hacer frente al problema de la prostitución, defendidas hoy por la Delegación del Gobierno y una asociación de ayuda a esas mujeres.

La delegada, Cristina Cifuentes, y la presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituta (Apramp), Rocío Nieto, se han reunido hoy para intercambiar puntos de vista acerca de ese fenómeno.

Con cautela, dado que ha admitido que no existe un estudio riguroso, Nieto ha apuntado que en Madrid pueden ejercer la prostitución más de 3.000 mujeres, con un incremento en los últimos tiempos de brasileñas, paraguayas y rumanas y con cada vez mayor presencia de menores.

Nieto ha asegurado que existe prostitución porque hay demanda, por lo que defiende las campañas entre los clientes para concienciar de la gravedad del problema.

Cifuentes se ha declarado partidaria de que todas las administraciones actúen contra ese fenómeno y ha propugnado la vía de luchar contra los proxenetas y de ayudar a las mujeres obligadas a ejercer la prostitución.

Ha reconocido que no existe un plan prefijado para actuar, sino una "voluntad política" de hacerlo y que será en los lugares donde se detecte la necesidad.

Para ello cuenta con la ayuda de entidades como Apramp, que trabajan sobre el terreno y tienen una infraestructura que les permite hablar y tratar cada día con dos centenares de mujeres.

Cifuentes se ha mostrado dispuesta a dialogar con asociación de prostitutas y discrepa que pueda haber muchas que lo hagan voluntariamente.

"Puede haber una minoría voluntaria, pero es marginal", según la delegada, mientras que Nieto también desconfía de esa supuesta voluntariedad: "siempre tienen a alguien que las vigila cuando hablan".

Cristina Cifuentes no acepta la idea de regular la prostitución ya que, aunque podría permitir la mejora en algunos aspectos, como la higiene, ha subrayado que no se trata de un trabajo, sino de una actividad "obligada y denigrante", que tiene que ver en muchos casos con trata de personas.

La Apramp, que está presente en varias comunidades, tiene en Madrid una red de pisos protegidos para víctimas de la trata y explotación sexual, donde se da ayuda psicológica, social, educativa y sanitaria y se favorecer la reinserción de esas mujeres.