Los espeleólogos madrileños esperan regresar hoy a casa superado ya el susto

Los cuatro espeleólogos madrileños rescatados ayer tras cuatro días atrapados en la cueva cántabra de Rubicera, en la comarca del Asón, prevén regresar a lo largo del día de hoy a Madrid, ilesos, en buen estado y recuperados ya del "susto", según han explicado familiares y compañeros.El viaje lo harán en coche, después de haber descansado esta noche en la casa rural donde se alojaban, a la que dos de ellos, los últimos en salir de la cueva, llegaron pasadas las tres de la madrugada.

Los primeros en salir de la cueva fueron Alfonso Gutiérrez (45 años) y Joaquín Gómez (32 años), que se habían adelantado en busca de la salida y se encontraron con el equipo de la Guardia Civil que acudía a su rescate. Los agentes les acompañaron hasta la boca de la cavidad, donde les esperaba el helicóptero del 112 Cantabria para llevarlos a Ramales de la Victoria.

Sus compañeros Bruno Martínez (49 años) e Isabel Carrillo (33 años), que iban algo más atrasados y cansados, tardaron unas horas más en alcanzar la salida, y abandonaron la cueva sobre la una y media de la madrugada.Después de comer y beber algo para reponer fuerzas, invirtieron todavía alrededor de otra hora más para llegar andando al coche que los esperaba para llevarlos a descansar, porque el helicóptero no podía volar de noche.

Todos ellos fueron conducidos "cansados", pero "ilesos", a la casa rural en la que se hospedaron al llegar a Cantabria, en el barrio de Asón (Arredondo), y ninguno de ellos ha necesitado ser trasladado a ningún centro sanitario. Según han comentado fuentes del operativo de rescate, estaban "totalmente ilesos" y se encontraban en buen estado, ya que tenían agua y racionaron la comida.

También les encontraron en buen estado de ánimo, aunque reconocieron a los equipos de rescate que en algunos momentos lo pasaron "mal" y les surgieron "dudas".

Por suerte, sabían qué hacer en estas situaciones, sobre todo uno de ellos, Alfonso, un "experto" en este deporte, han comentado las mismas fuentes. Por eso, cuando se dieron cuenta de que estaban perdidos y se encontraban agotados, improvisaron una especie de campamento en una zona cómoda y seca. Además, tenían cerca agua y racionaron la comida y la luz a la espera de ser rescatados.

Ese rescate llegó finalmente tras largas horas, más de lo habitual en estos casos, porque se encontraban "en el punto más alejado" de las tres bocas de la cueva y en el punto "menos lógico" de los que cabía esperar, tal como han explicado fuentes del operativo.De hecho, estaban dentro de la ruta, no perdidos como pensaron ellos al llegar a un estrechamiento que les pareció demasiado pequeño y les hizo creer que se habían desorientado.

Al final, todo ha quedado en un "susto" que ya ha pasado, según añade el padre de Joaquín, cuya familia está ya mucho más tranquila después de hablar anoche con él y de que les explicara que se encontraba bien y hoy regresarían a casa.