Los españoles dicen estar "muy bien" tras la experiencia "traumática" del secuestro

  • Los dos detenidos en Madrid se conocieron en una nave de Torres de la Alameda

LLevaban siete años y él ha esperado a ser secuestrado y liberado en Colombia para decidirse . Le ha pedido en matrimonio y en público en plena rueda de prensa en Bogotá . Ángel Sánchez ha pedido a María Concepción Marlaska que se case con ella hace unos minutos en la capital colombiana y ella ha dicho si. Esto sí es un final feliz a su mes de secuestro en Colombia. En una nave industrial de Torres de la Alameda se conocieron los dos detenidos de este sábado en Madrid por el cobro del rescate. Un sirio y un español que había recibido ya de las familias el pago de (según las fuentes) 60.000 ó 100.000 euros.

Los españoles María Concepción Marlaska y Ángel Sánchez, liberados el sábado de un secuestro de casi un mes en el norte de Colombia, dijeron hoy que están "muy bien" después de una experiencia que definieron como "traumática", y señalaron que tienen muchas ganas de disfrutar la vida y de volver a sus actividades cotidianas.

"Tengo muchas ganas de ver a mis compañeros, de trabajar, y sobre todo, de ver a mi familia, de poder hacer lo mismo (que antes) e intentar superarlo (el trauma) poco a poco", dijo Marlaska en una conferencia de prensa en Bogotá.

Sánchez, que compareció a la rueda de prensa vistiendo la camiseta roja de la selección española de fútbol, dijo por su parte que vuelven a ser "personas normales, con objetivos, sueños, ilusiones".

Marlaska, de 43 años, y Sánchez, de 49, fueron secuestrados por delincuentes comunes el pasado 17 de mayo cuando hacían turismo en el departamento colombiano de La Guajira y fueron rescatados en la madrugada del sábado en una operación de la Policía colombiana en coordinación con la Policía Nacional de España.

Según relataron, su "sueño era viajar a Colombia", país que calificaron de "fabuloso", pero tuvieron, según palabras de Sánchez, "la mala fortuna, la mala suerte, una desgracia", de ser secuestrados por un grupo de hombres armados cuando estaban en las cercanías del Cabo de la Vela, en el extremo norte del país.

"Aparcamos para ir a bañarnos al (lugar llamado) Ojo de Agua, cuando apareció un individuo joven, moreno, con una gorra y nos dijo: 'oye, nos lleváis al pueblo'", dijo Sánchez.

Agregó que inicialmente le pareció algo normal dada la manera de ser de los colombianos, pero luego la situación empezó a parecerle "extraña" porque, continuó, el hombre "se acerco demasiado al coche y enseguida sacó una pistola, un revólver y me apuntó".

"Luego aparecieron otras dos personas, también con revólveres, y dijeron que nos metiéramos al coche, que era un atraco, que querían llevarse nuestro coche", prosiguió en su relato sobre como se produjo el secuestro el 17 de mayo.

Según Sánchez, en ese momento él forcejeó con los delincuentes, pero lo golpearon en la cabeza con un revólver y lo hicieron sangrar.

"Nos llevaron mucho tiempo en coche, nos amarraron las manos", agregó, y dijo que el primer día, especialmente, "fue muy traumático, muy traumático, muy traumático".

REGRESO A ESPAÑA

La pareja, que emprenderá el viaje de regreso a España esta tarde, coincide en que la mala experiencia del secuestro les ha hecho ver la vida de otra manera.

"Aunque me siento bien ahora, sé que tendré momentos malos", dijo Marlaska, y anotó: "quiero recuperar mi vida. Después de todo lo que has vivido valoras las pequeñas cosas, los pequeños detalles".

Sánchez aseguró que pretende "cambiar varias cosas, una de ellas un sueño de toda mi vida, es ser capaz de valorar las pequeñas cosas que tenemos, todo".

"Es simplemente abrir un grifo de agua y te sale agua, de poder tener un baño, de poder comer lo que deseas, de estar libre y no encadenado como un perro, como un animal, que eso no se lo merece nadie, de poder tener la libertad en cada momento de levantarte e irte, de caminar allá, de poder estar con la persona que quieres", agregó.

En ese punto, Marlaska completó que entre las pequeñas cosas que ahora valoran más está "poder hablar lo que quieres, poder decir lo que quieres, porque siempre teníamos que tener mucha sicología con el cuidador, siempre contenerte de no meter la pata, de no decir algo que pudiera enfadar o pudiera ser fatal".

Los dos apuntaron que a pesar de la esperanza de regresar a la libertad, siempre tuvieron también el miedo de un desenlace fatal del secuestro.