A los agentes les impactó el olor a sangre de la vivienda del descuartizador

  • Declaran en el juicio los guardias civiles que registraron la vivienda del acusado en Majadahonda y dicen que olieron a "putrefacción" en la picadora

En el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial por el presunto descuartizador de Majadahonda este jueves ha sido el turno de los guardias civiles que registraron la vivienda del acusado, un registro que por el modo que se realizó, quiere utilizar la defensa de Bruno Hernández, para anular el juicio. Los agentes han relatado cómo al entrar en la vivienda les impactó el fuerte olor a sangre.

Los agentes que participaron en la primera entrada y registro de la vivienda de la casa del supuesto descuartizador de Majadahonda olieron fuertemente "a sangre fresca" y a "carne fresca, a matadero" al bajar al sótano y a "putrefacción" en la picadora que se encontraba en un hueco de esa estancia, un olor que les recordaba a otras escenas policiales.

Durante el juicio el jefe del servicio del laboratorio de Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos ha dicho que el sótano de la casa que arrendaba Bruno H., el acusado de matar a dos mujeres, olía "a carne fresca, a matadero". "Es característico el olor de sangre y cuerpo, que se queda impregnado en la casa y es difícil que se vaya hasta que pase tiempo", ha comentado.

El primer registro fue el 8 de abril de 2015, tras la detención de Bruno, sobre la 1 de la madrugada, una inspección ocular de la casa de la calle Sacedilla de Majadahonda sin instrumentos forenses complejos, un registro "con todas las garantías legales con el detenido". Esta casa pertenecía a Liria, la tía desaparecida de Bruno, al que se le acusa también de matarla.

MUCHOS PRODUCTOS DE LIMPIEZA

"Hicimos una primera búsqueda visual. Ya en el comedor encontramos una maleta azul y junto a ella localizamos una mancha de sangre, también manchas aparentemente de sangre a los pies del sillón, que se veían a simple vista. Había un trapo lavado pero con manchas anaranjadas y una nevera con pocos alimentos y próximos a caducar. En la casa también encontramos ropa femenina con la placa de Adriana -otra de las supuestas víctimas-- de la hamburguesería. Había muchos productos de limpieza, varios mochos de fregona, bayetas, ropa tendida femenina. En el marco de la puerta de la cocina también tenía pinta de haber manchas de sangre. Nos llamó la atención un tubo de crema hidratante con una mancha pequeña rojiza y una bayeta con dos pequeñas manchitas de sangre", ha detallado otro agente participante.

LA MÁQUINA TRITURADORA DE CARNE ESTABA EN EL SÓTANO

Ya en el sótano, el testigo ha manifestado que hallaron marcas rojizas en la pared, además de cuchillos, machetes y una pala de jardinería. Asimismo, ha explicado que la máquina trituradora de carne --que presuntamente usó el procesado para deshacerse de los cuerpos de estas mujeres-- estaba en una zona cercana al hueco de la escalera. No había larvas ni fauna cadavérica en el lugar.

"La picadora no era visible a simple vista. Estaba envuelta en bolsas de basura negra. Había manchas rojizas bajo la mesa que nos parecían sangre. Encontramos una sierra circular de mano, tipo radial. Recogimos las máquinas enteras y se mandaron para analizar al laboratorio. También apareció un rodillo con manchas rojizas, al igual que en los guantes. Había restos orgánicos, sin duda", ha zanjado.

Este guardia civil también ha asegurado que el sótano estaba recién pintado, de hace unos días, porque había un cubo con pintura todavía fresca. De hecho, comprobaron que en el techo había tapadas de pintura blanca una machas "rojizas, típico de una salpicadura". "Raspamos la pared y con un hisopo cogimos muestra de la mancha", ha manifestado el testigo que, en respuesta a una pregunta del jurado popular ha afirmado que "la forma de pintura es para ocultar algo, tal y como ha visto en escenas similares".

En la inspección de las habitaciones encontraron en uno de los dormitorios una pequeña medalla, un seguro a nombre de la ciudadana argentina desaparecida y una flauta travesera, entre otras cosas. Igualmente, hallaron una bolsa de papel con muchas palabras escritas "sin sentido", todas contenían las letras e y r. De hecho, el agente ha aludido que repetía mucho la palabra "Perer, como Pérez, pero con erre".

UN SERRUCHO EN EL HUECO DE LA ESCALERA

Los miembros del equipo del Laboratorio de la Guardia Civil volvieron el día 20 de abril de 2015 para una segunda inspección con instrumentos para conseguir más pruebas, como luz forense y reactivo químico tipo espray para rociar superficies y descubrir con su brillo gotas de sangre. Además, contaban ya ese día con la información de la otra posible víctima, Liria.

"Apareció un serrucho en el hueco de la escalera. También un sobre con un remite al gerente del trabajo de Adriana. Ese día ya no me olió tanto como el día 8. También me llamó la atención que aparecieran muchos marcos pero sin fotografías", ha relatado el testigo. Localizaron igualmente elementos personales de la argentina. "En mi opinión, dudo que se fuera de viaje, porque en la cartera tenía tarjetas bancarias en uso", ha asegurado el agente, respondiendo a otra pregunta del jurado.

También ha declarado en el juicio otro guardia civil que participó en el registro de la casa, especialista en huellas dactilares. Ha corroborado lo dicho por su compañero. "Recogimos varios manchas de sangre en el suelo. También en guantes y en la cocina, en el canto de la puerta, en bote de una crema. Y recogimos una especie de grasa en el fregaderos como muestras, mochos de fregona y demás. Había muchos productos de limpieza, en el salón, en el cuarto de baño....", ha descrito.

Al igual que su compañero, le llamó la atención la bajada al sótano porque "venía un olor a sangre característica, como cuando una va a la carnicería". "Hemos estado en muchos levantamientos de cadáveres. Nos recordó olor a sangre fresca. Ya en el sótano hacía poco tiempo que lo habían pintado y la pintura de la base del rodillo aún estaba fresca y no seca. Había salpicaduras de pintura y otros utensilios. También recogimos varias muestras que parecían sangre en el techo y en el suelo. La picadora estaba en el sótano, en el lado derecho de la puerta, bajando la escalera. Encontramos la máquina desmontada", ha relatado.

OBJETIVOS DE ADRIANA EN LA CASA DE MÓSTOLES

También ha sido relevante la intervención de un agente que participó en el registro del domicilio del padre del detenido en Móstoles, donde también vivía en ocasiones. Allí encontraron ropa, el carné de biblioteca, el pasaporte, las llaves de un vehículo Opel Zafira y unas medallas y cadenas dentro de un guante, todos esos elementos pertenecientes a la desparecida; así como una joya presuntamente perteneciente a Liria. Además, encontraron armas y una enciclopedia del cuerpo humano.

Por último, han declarado el jefe de turno de la Guardia Civil del Puesto de Majadahonda que comenzó la investigación tras entrevistarse con el hermano de Adriana. Además, habló con una amiga, que le contó que la desaparecida, además de en la hamburguesería, trabajaba en un prostíbulo de la zona. Por ello, varios agentes fueron a comprobar los locales de alterne de Las Rozas, Torrelodones y de la propia Majadahonda, sin éxito.

Asimismo, ese día descubrieron que en la casa donde estaba empadronada la ciudadana argentina también se empadronó casi en la misma fecha, en noviembre de 2014, el ahora acusado, del que descubrieron en sus antecedentes que había estado ingresado de forma forzosa también por aquellas fechas en el Area Psiquiátrica del Hospital de Móstoles. "Eso me hizo saltar las alarmas. Pasé la novedad al turno siguiente para que le dieran la máxima prioridad", ha concluido el agente.