El Tío Pepe volverá a instalarse en Sol para quedarse de forma definitiva

El famoso anuncio luminoso de Tío Pepe de la madrileña Puerta del Sol ha recibido del Ayuntamiento de la capital de España el visto bueno definitivo para regresar a la plaza del kilómetro cero.

Ahora dependerá de la empresa propietaria, la bodega jerezana González-Byass, que no ha hecho públicos sus planes, el que el célebre rótulo con la figura de una botella de fino con sombrero y el lema "Sol de Andalucía embotellado", que lleva 30 meses en un almacén de Arganda del Rey, luzca en su nuevo emplazamiento para las campanadas de fin de año.

La firma de la autorización definitiva y su comunicación a González-Byass pone fin a un éxodo iniciado el 18 de abril de 2011, cuando el anuncio fue retirado de la cubierta del número 1 de la Puerta del Sol, en el antiguo Hotel París.

Entonces se informó de que se trataba de facilitar las obras de rehabilitación del edificio, que iba a convertirse de nuevo en hotel, y que el cartel volvería más tarde, aunque un año después se empezó a intuir que el anuncio de fino no regresaría, cuando el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció en una entrevista con Efe que la empresa tecnológica Apple ocuparía todo el inmueble.

DEBATE EN LA CALLE

Una vez confirmada la falta de interés de la nueva propietaria por el regreso del anuncio, González-Byass recibió varias propuestas en la misma Puerta del Sol y en su entorno e incluso en un lugar tan distante como la sede de la multinacional de bebidas Coca-Cola en el Campo de las Naciones, cerca de Ifema y Barajas.

Entre tanto, el debate se trasladó a la calle e incluso surgió una plataforma denominada "Tío Pepe por Siempre en Sol", que llegó a entregar un escrito en la Comunidad de Madrid pidiendo que la entonces presidenta regional, Esperanza Aguirre, apoyase que el famoso luminoso permaneciera en la céntrica plaza, preferentemente en su emplazamiento histórico.

Además de esa plataforma, que obtuvo el respaldo de unas 50.000 personas en Internet, los apoyos a la vuelta del Tío Pepe llegaron de instancias tan singulares como la sociedad lomográfica española, integrada por fotógrafos que utilizan los carretes tradicionales en cámaras rusas Lomo.

Ante la presión social, el Ayuntamiento de Madrid aseguró por boca de su alcaldesa, Ana Botella, y de otros responsables, que el Gobierno de la ciudad facilitaría que el cartel se quedase en ese ámbito, aunque se trataba de "un asunto entre particulares" en el que, "en principio", el consistorio no podía intervenir.

Finalmente, el "asunto entre particulares" acabó por concretarse en un acuerdo entre la bodega andaluza y los propietarios del edificio del número 11 de la Puerta del Sol, entre las calles Preciados y Carmen, frente a la sede de la Comunidad de Madrid y el reloj de las campanadas y a solo 130 metros del lugar donde Tío Pepe estuvo emplazado casi 80 años.

Tras el acuerdo, la propietaria del luminoso solicitó al Ayuntamiento de Madrid una nueva licencia para su nueva ubicación y ésta llega ahora después de aclarar algunos aspectos sobre los que incidió la Comisión de Patrimonio de la Comunidad de Madrid el pasado mes de septiembre.

Este cartel, del que el alcalde Ruiz-Gallardón llegó a decir que era a Madrid como la Torre Eiffel a París, fue declarado "histórico" por el Ayuntamiento, junto a los de Schweppes de la plaza de Callao y el de BBVA del paseo de la Castellana, e indultado de la desaparición a que les abocaba la Ordenanza de Publicidad Exterior de la ciudad.

El rótulo de González Byass fue colocado en la cubierta del Hotel París en 1935 para celebrar el primer centenario de la bodega, que entonces tuvo que abonar a las arcas madrileñas 796 pesetas por instalar la estructura de 70 toneladas.

El anuncio no tenía el aspecto actual sino que solo aparecía una copa y el nombre de la bodega, hasta que, a mediados de los años 40 se cambió por la figura humanizada de Tío Pepe creada por Pérez Solero.

Cuenta la leyenda que el tío Pepe fue una persona de carne y hueso, en concreto José María Ángel y Vargas, tío materno del fundador de las bodegas, Manuel María González Ángel, y que para agradecer el cuidado de la solera que dio origen al célebre fino, se le bautizó con su nombre.