El botiquín casero no es una farmacia ni un almacén de medicamentos. Hay que revisarlo una vez al año y debe tener termómetro, material para curas y medicinas solo para atender pequeños accidentes y molestias caseras. Así se recoge en una guía que ha editado la consejería de Sanidad.
El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, presentó hoy “El botiquín casero”, una guía con recomendaciones sobre el correcto uso y contenido de los botiquines de utilización doméstica. La
guía busca que los ciudadanos conozcan qué medicamentos y materiales deben tener en casa y ofrece una serie de consejos para atender pequeños accidentes y molestias, así como para mantener en correcto estado el contenido del botiquín.
La Consejería de Sanidad editará 100.000 ejemplares que se repartirán en centros de salud y farmacias de toda la región.
La guía, editada en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y al Organización de Consumidores y Usuarios, ha contado con la colaboración de profesionales sanitarios de Atención
Primaria y farmacéuticos de oficinas de farmacia, y en su elaboración, además, se han tenido en cuenta las aportaciones de distintos grupos de pacientes, escogidos atendiendo a la pirámide poblacional de la Comunidad de Madrid.
La guía aclara que el botiquín debe contener, básicamente, un termómetro en buen estado, medicamentos y material para hacer curas. Sobre el termómetro, la guía incluye consejos sobre su correcta utilización y mantenimiento. Y, sobre los medicamentos y material de
curas, “El botiquín casero” ofrece una lista orientativa de los más necesarios con una breve explicación de los mismos, en la que se incluyen analgésicos y antitérmicos, antiinflamatorios, medicamentos para
molestias del estómago, anticatarrales, antitusivos, sales de rehidratación oral, antisépticos, tratamientos para picaduras, quemaduras, tijeras, pinzas, jeringa desechable, tiritas, gasas, vendas, etcétera.