Reconocen su participación en el secuestro de la hija de un empresario de Miraflores

  • "Sí, participe, pero no era consciente de lo que iba a pasar", dice una de las acusadas

uicio en la Audiencia Provincial contra una pareja acusada de raptar a la hija del dueño de un hotel de Miraflores de la Sierra. La habían estado siguiendo diariamente, y en noviembre de 2009 cometieron el secuestro expres. Su intención, extorsionar a su familia. Ahora se enfrentan a una pena de entre 10 y 12 años de cárcel. Los autores del secuestrohan reconocido en el juicio su participación en los hechos, si bien lo han hecho con diferentes versiones sobre cómo sucedieron los mismos.

En el banquillo de los acusados se sientan Gonzalo José B. O. y Ana María S. G. por la supuesta comisión de un delito consumado de secuestro, otro de lesiones psíquicas y una falta de hurto. Se enfrentan a doce y diez años de cárcel respectivamente.

En su declaración, Gonzalo ha detallado cómo se llevó a cabo el secuestro y ha señalado que había un reparto de funciones, así como que simulaba ser italiano. Además, ha justificado los hechos en que necesitaba conseguir dinero para saldar sus deudas y ha admitido que tenía "problemas con las drogas".

En cambio, su expareja ha señalado que sí participó, pero que no era consciente de lo que iba a pasar. Además, ha señalado que no vio cómo metió a la secuestrada en el coche ni que estuviera amordazada. No obstante, ha reconocido que se encargó de llevar el coche sin saber que alguien estuviera secuestrado . "Sólo sabía que tenía que hablar con alguien. Necesitaba dinero", ha dicho.

RELATO DEL FISCAL

Según el fiscal, los procesados acordaron secuestrar a Margarita E. para exigir a su familia una sustanciosa cantidad de dinero con la que saldar sus deudas económicas y realizar un viaje a París. "Margarita trabajaba en el Hotel propiedad de su padre en una localidad de la sierra de Madrid y los procesados realizaron labores de seguimiento de sus rutinas", señala el fiscal.

Así, el 12 de noviembre de 2009, en torno a las 14:30 horas, Margarita salió de su trabajo y siguió el itinerario por la carretera habitual que los procesados conocían a la perfección. Ana María S. G. había fingido haber tenido una avería con su coche y obligó a detener la marcha a la primera que viajaba a bordo de su automóvil.

Esta se ofreció para ayudar a la procesada momento en que Gonzalo se aproximó por la espalda y, tras darle un golpe en la cabeza, le presionó las vías respiratorias, boca y nariz con un guante impregnado de acetona que le hizo caer por el aturdimiento. A continuación la maniataron, la esposaron las manos a la espalada, le taparon los ojos con cinta aislante y la subieron a otro vehículo. De esta manera la llevaron hasta una vivienda en la localidad Colmenar Viejo.

Gonzalo le explicó las condiciones de su rescate creando la ficción de que su padre debía desde hacía tiempo a unos comerciantes de nacionalidad italiana la cantidad de 150.000 euros que éstos le reclamaban de forma perentoria más 50.000 euros en concepto de intereses.

De esta forma, la mujer llamó a su familia y les requiera hacer efectivo el pago del rescate. Se sucedieron varias llamadas más entre la mujer retenida y su hermano y, en la última de ellas, fue el propio procesado el que cogió el teléfono para que entregara el dinero a las 20.00 horas.

El hermano de la víctima puso en conocimiento de la Policía los hechos, mientras que seguía recibiendo llamadas compulsivamente por parte de su hermana quien recibía las órdenes amenazantes del procesado para que así lo hiciera.

En esas comunicaciones se estableció el lugar del intercambio en la ermita sita en la Travesía de la Magdalena (Colmenar Viejo) y donde el hermano de la perjudicada tendría que desplazarse en un taxi. Próximo a la hora convenida, Gonzalo amordazó de nuevo a la mujer, la introdujo en los asientos traseros del vehículo y se acercó al lugar donde ya efectuaba labores de contravigilancia Ana María.

Algunas llamadas entre los dos procesados habían sido intervenidas y ofrecieron a los agentes de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil la información necesaria para desplegar un dispositivo en el lugar y hora acordados.

Cuando se producía el intercambio los miembros de la Unidad lograron reducir y detener a Gonzalo, mientras que la mujer se dio a la fuga. Días después, el 16 de noviembre de 2009, también fue localizada y arrestada.