La Policía Nacional se desmarca del botellón del Madrid Arena

  • Todos los agentes han declarado que "el consumo de alcohol en la vía pública es una competencia estrictamente municipal"

Todos los policías nacionales que han declarado hoy en el juicio por el Madrid Arena se han desmarcado de la responsabilidad de denunciar el macrobotellón que se celebró en el lago de la Casa de Campo, en los aledaños del recinto, porque han señalado que es "responsabilidad exclusiva de la Policía Municipal".

Durante sus declaraciones como testigos en la Audiencia de Madrid que acoge el juicio desde enero, los agentes han aclarado que "el consumo de alcohol en la vía pública es una competencia estrictamente municipal", si bien "la misión de la Policía Nacional es evitar alteraciones de orden público en el exterior".

Los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional que acudieron al evento fueron conscientes de que se estaba celebrando un botellón privado en el aparcamiento del recinto del Madrid Arena (por el que se cobraba 10 euros) y otro en el lago de la Casa de Campo, considerado por las acusaciones particulares como clave en la tragedia que se produjo más tarde en el pabellón.

Lo sabían porque, según han declarado, oyeron música y porque el coordinador de Seguridad de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos (Madridec) -que gestionaba el pabellón del Madrid Arena-, José Luis Rodríguez Caamaño, les comunicó que se estaba celebrando un botellón en el aparcamiento del recinto.

Según ambos agentes, también les llamó la atención que hubiese muchas vallas en una vía de evacuación. "Vimos disfunciones. La entrada donde iban a realizar los cacheos estaba taponada con unas vallas" pero no hicieron nada porque, según uno de ellos, vieron que las iban a quitar.

Los agentes se encontraban allí minutos antes de que se comenzase la fiesta porque debían recoger la documentación relativa al evento, en la que figuraba el Plan de Seguridad Ciudadana que le entregó Caamaño. Ambos han declarado que les comunicaron verbalmente que la fiesta iba a albergar en torno a 10.000 personas, cuando en la documentación previa que tenía la Policía Nacional se preveían 7.000.

Finalmente, según el Ministerio Fiscal, el evento congregó a "un mínimo" de 22.800 personas frente a 10.620 de aforo permitido.

Sin embargo, el comisario jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana, Alfonso M. Sánchez, ha especificado que los agentes no tenían que denunciar ese incremento de aforo porque "no se sabía si iban a entrar las 10.000 personas y porque fue un comentario".

El comisario ha explicado además que la Policía Nacional no contempla ningún protocolo de actuación en eventos como este porque "la seguridad no es de su competencia" y que no se celebró una reunión con la Policía Municipal para coordinarse porque "en principio no tenía que ser nada más que una fiesta".

Según el testigo, los agentes tampoco tenían competencias en ordenar la apertura de puertas ni el fin del evento, aunque "si en cualquier evento se produce un grave altercado de orden público, la Policía Nacional puede intervenir".

De la misma manera se expresó ayer el jefe del dispositivo de la Policía Nacional que se trasladó al Madrid Arena durante su declaración como testigo, quien explicó que dio la orden de abrir todas las puertas, subir las luces y bajar la música poco a poco para que se fuese evacuando el recinto.

De manera excepcional, ha recalcado el comisario, la Policía Nacional tuvo que intervenir también en la canalización de la salida tras ser informados de la tragedia que había ocurrido por la que murieron cinco jóvenes.