Madrid se vuelca con los Reyes Magos

  • 31 carrozas, ambientadas en el mundo de la música, desfilan por el Paseo de la Castellana hasta Cibeles
  • Melchor pide a los niños que se acuerden de los que son víctimas de la pobreza

Al son de tambores, instrumentos de viento y cuerda, villancicos en clave de jazz, bandas y majorettes han recibido hoy a los Reyes Magos en las calles de Madrid miles y miles de niños y sus familias, que han vitoreado a sus majestades de Oriente en una cabalgata que preludia una larga noche de trabajo.

Poco después de las siete de la tarde, la comitiva real cerrada por Melchor, Gaspar y Baltasar ha emprendido camino desde la zona de Nuevos Ministerios de Madrid, rodeada de miles y miles de niños y sus familias, para cruzar el paseo de La Castellana hasta alcanzar la plaza de Cibeles.

Este año, el gran desfile real ha estado compuesto por 31 carrozas ambientadas en el mundo de la música y en las músicas del mundo: pianos equilibristas, música clásica, marching bands llegadas de Estados Unidos -Kansas City y Michigan-, majorettes de Móstoles e incluso la musa griega de la música, Euterpe, que con sus siete metros de altura se ha enseñoreado de La Castellana.

En homenaje a la magia de la música, bandas, orquestas, coros, grupos musicales y varios espectáculos han preludiado el paso de la comitiva real, en la que Melchor, Gaspar y Baltasar también han viajado en tres carrozas muy musicales diseñadas para la ocasión.

Melchor ha presidido una carroza 'afinada' en clave de Sol, ornamentada con instrumentos de viento y Gaspar ha escogido los instrumentos de cuerda y se ha decantado por ir a bordo de una clave de Fa; mientras que Baltasar ha decidido rodearse de percusionistas y portar la clave de Do.

Las carrozas, de madera, hierro y porexpán, han sido construidas en un mes y la principal dificultad de su construcción es que hay música en directo en casi todas ellas.

A su alrededor, la banda de música de la Policía municipal, personajes como Pocoyó, Peppa Pig o Dora la Exploradora, zancudos e incluso ocas ataviadas con cascabeles dorados han formado el séquito de los Reyes en su viaje al corazón de Madrid.

Curiosamente, este año el rey Melchor guardaba un "increíble parecido" con el delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Diego Sanjuanbenito; Gaspar, con el concejal socialista Gabriel Calles, y Baltasar, con el edil de UPyD Jaime de Berenguer.

En declaraciones a los periodistas, que se han interesado por el largo viaje de sus majestades de Oriente, Melchor se ha declarado "ilusionado" tras el largo viaje que ha conducido a los reyes hasta Madrid.

Baltasar, por su parte, ha aconsejado a los niños que se vayan pronto a la cama, quizá porque no será hasta entonces cuando, como marca la tradición, podrán repartir los regalos por las casas de todo el mundo.

Porque, entre la comitiva, también se han podido ver unos cuantos dromedarios cargados de cajas rodeadas de lazos que probablemente acabarán en las casas de muchos madrileños... si se han portado bien.

Tras las vallas de protección, miles de niños han gritado y vitoreado a los Reyes. Y como siempre hay preferidos, algunos grupitos han rivalizado en los gritos a su predilecto, como ha ocurrido cuando, al paso de Melchor, varios críos se han arrancado en sus ánimos a Baltasar, todavía a muchos metros de distancia.

Otros han aprovechado para chillar lo bien que se han portado: "Mira qué cara de buena persona tengo hombre", exclamaba un niño al paso de la comitiva.

Unos metros más abajo, a la pregunta de un paje real, un padre con irónica sonrisa agitaba las manos para matizar con un "bueno, bueno" la rotunda respuesta de su niña sobre su bue comportamiento.

A su llegada al Palacio de Cibeles, donde el desfile ha culminado con un espectáculo de fuegos artificiales, el rey Melchor se ha dirigido a los madrileños para agradecer el recibimiento y pedir a los niños que no olviden a todos sus iguales que lo pasan mal en España "por culpa de la crisis" y en el resto del mundo.

Melchor ha aprovechado para enviar un "saludo muy afectuoso" a don Felipe y doña Letizia, que aún no eran reyes en su última visita a Madrid, y ha deseado que la estrella que guía a sus Majestades de Orientes desde hace dos mil años "les acompañe a ellos".

"Despertad mañana dispuestos a hacer realidad vuestros sueños", ha exclamado Melchor tras recomendar a los pequeños que lean y escuchen a los mayores para llegar a ser sabios.

Y algunos le han hecho caso: "De aquí me voy directo a la cama", comentaba un niño, esperanzado, en el regreso a casa.