Cristina Cifuentes, toda una vida en la política madrileña

  • Veinte años en la Asamblea y desde comienzos de 2012 como Delegada del Gobierno en Madrid
  • Cifuentes es una persona dialogante y de carácter cercano, por lo que se lleva bien tanto con rivales políticos como con periodistas

Cristina Cifuentes, la candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, lleva toda su vida inmersa en la política madrileña, primero veinte años en la Asamblea y desde comienzos de 2012 en la Delegación del Gobierno, y lo ha hecho ataviada casi siempre con una coleta rubia.

Un hecho que ha llevado a la propia Cifuentes a bromear sobre su coleta y la del líder de Podemos, Pablo Iglesias: "Creo que la suya es más larga, pero yo soy mucho más rubia... Bueno no, la verdad es yo creo que la otra coleta es más rubia que la mía, incluso", decía en una entrevista con Efe el pasado verano.

Cifuentes, licenciada en Derecho, máster en Administraciones Públicas y perteneciente al Cuerpo de Técnicos Superiores de la Universidad Complutense, es una persona dialogante y de carácter cercano, por lo que se lleva bien tanto con rivales políticos como con periodistas.

Un terreno, el de los medios y la prensa, en el que se mueve como pez en el agua, lo que, unido a su pasión por las nuevas tecnologías, hace que su presencia y participación en la redes sociales sea constante.

Es especialmente activa en Twitter, una red social a la que se unió en diciembre de 2008 y en la que tiene más de 67.500 seguidores.

En el Parlamento madrileño, Cifuentes llegó a ser vicepresidenta y fue también portavoz del Grupo Popular en temas de justicia e interior.

TRES AÑOS AL FRENTE DE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN MADRID

Tras la llegada de Mariano Rajoy a la Moncloa, Cifuentes se convirtió en la Delegada de Gobierno en Madrid y, a los pocos meses, su nombre empezó a aparecer en las quinielas de los posibles candidatos electorales del PP madrileño.

Sin embargo, cada vez que era preguntada, ella reiteraba que estaba centrada en su trabajo y que, en esos momentos, no se planteaba otra cosa más allá de sus responsabilidades.

Al frente de la Delegación del Gobierno, ha tenido que lidiar con un gran número de manifestaciones, concentraciones y otros actos de protesta, que en algunos casos concluyeron con graves incidentes, como las "Marchas de la Dignidad" del 22 marzo de 2014, que se saldaron con más de veinte detenidos y un centenar de heridos, entre ellos 67 policías.

Pero, mientras el debate sucesorio en el PP madrileño seguía, especialmente en los medios de comunicación, su trabajo como delegada del Gobierno le ayudó a forjar una imagen de que era capaz de gestionar y además de hacerlo con un discurso propio, lo que le ha granjeado más de un enemigo en el seno de las filas de su propio partido.

Aunque públicamente evitaba hacer cualquier declaración que pudiese entenderse como un enfrentamiento con algún compañero de partido, lo cierto es que sí trascendieron sus desencuentros con el Gobierno regional, que en algún caso terminó en un cruce de mandobles dialécticos en toda regla con el consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo madrileño, Salvador Victoria.

Republicana confesa, también ha mantenido públicamente posturas discrepantes algunas doctrinas oficiales del PP, como en el tema del aborto, en el que ha defendido una regulación de plazos.

Pero si hay un hecho que marcó un antes y un después tanto en su vida y como en su trayectoria política fue el accidente de moto en el Paseo de la Castellana en agosto de 2013 y tras el que estuvo a punto de morir dos veces.

Después de ver la muerte de cerca, no ha vuelto a conducir una moto, porque así se lo prometió a sus hijos, y, tal y como confesaba a Efe, aprendió a relativizarlo todo y se hizo "muchísimo más fuerte".

Cifuentes se ha puesto hasta en cinco ocasiones en manos de la aguja de un tatuador y su despacho en el vetusto y rancio palacete de la Delegación del Gobierno en la calle Miguel Ánngel está presidido por una lámina de Tintin y Milú.