Arcade fire presentan ante 15.000 personas su último trabajo, "The Suburbs"

Con el marchamo de los grandes campeones. Así se ha presentado este sábado en Madrid la gran esperanza blanca del rock mesiánico de estadio ante 15.000 efervescentes y revosantes almas en un abarrotado Palacio de los Deportes que tenía las localidades agotadas desde hace semanas. Este es su momento y no se sabe lo que pasará después. La reventa previa en Internet y luego física de última hora en los aledaños así lo confirmaba.

Antes indies y conocidos por unos pocos elegidos, copaban portadas de revistas especializadas incomprensibles para la mayoría. Pero gracias a su aclamado último trabajo, 'The Suburbs', ya están en todas partes y poco a poco se les van de las manos a los que estaban primero, que no tienen más remedio que compartirlos con todo el populacho que se va sumando a su propuesta con una velocidad de vértigo.

Con la velocidad que sólo son capaces de imprimir los que han sido designados para cimentar una nueva leyenda de esas que la historia del rock deglute con apetito voraz. Y es que al escucharlos dan ganas de alquilar una caravana y recorrerse Canadá.

Más de uno se asustó cuando este nutrido grupo de canadienses, liderados por Win Butler y Régine Chassagne, matrimonio ellos, se lanzaron a llenar grandes pabellones, pero el público les ha dado la razón ya con este su tercer disco en seis años, después de 'Funeral' (2004) y 'Neon Bible' (2007). Se suele decir que el tercer disco es el de la confirmación o la debacle, pero las historias de suburbios les han ido bien a los de Montreal, que ya son aceptados -públicamente además por el resto- en la liga de los más grandes, esa de U2, Springsteen, Radiohead y, por qué no, también Coldplay.

El secreto de Arcade Fire es esa capacidad para crear clásicos instantáneos que, desde la complejidad compositiva e instrumental, llegan con sorprendente sencillez a sus seguidores gracias a un lirismo épico exorbitante. Sonaron temas como 'Ready to Start', 'We Used to Wait', sus varios 'Neighborhood', 'Rebellion (Lies)', 'No cars go', 'Crown of love' 'Keep the car running' o la elegíaca 'Wake Up'.

Esta canción cerró el concierto creando en el Palacio de los Deportes un ambiente similar a cuando por allí pasaron Depeche Mode y su 'Enjoy the silence', Muse y su 'Plug in baby' o Bruce Springteen y 'Born to run'. Al grito de "`Gracias Madrid!" concluyó su portentosa actuación. Y cada uno a su casa y Arcade Fire a la de todos.