El viaducto sobre la calle Segovia ofrece una imagen inusual, cubierto prácticamente por andamios en su totalidad. Es una de las construcciones más paradigmáticas de Madrid y está en obras para plantarle cara al paso del tiempo.
Tras más de 300 toneladas de tubos y plataformas de hierro se esconde el viaducto. Obras para acondicionar su estructura, ampliar aceras y paliar el paso del tiempo. Un puente en cuyo pasado también está el hierro.
Antes que este hubo un viaducto metálico. No pudo soportar el paso de las tropas y el peso de los primeros atascos tras la llegada de los atutomóviles. Se demolió y se construyó el actual, con el trabajo de 300 obreros.
Ahora solo quedan los 4 huecos del ascensor. La función del viaducto es conectar las dos colinas, la de Palacio y la de San francisco, pero lo que le ha marcado es su negra historia. A comienzo de este siglo se instalaron mamparas antisuicicidos que ahora se prentende susstituir por redes horizontales.