El régimen norcoreano traza el camino al poder de Kim Jong-un

Corea del Norte reforzó hoy la campaña para construir el culto a la personalidad del joven Kim Jong-un, hijo menor del fallecido Kim Jong-il, y dibujar su camino al poder en una transición que mantiene en vilo a la vecina Corea del Sur.

"Respetado camarada" o "nacido del cielo" son algunos de los calificativos que otorgan a Kim Jong-un los medios oficiales norcoreanos, entre ellos la televisión estatal KCTV, que hoy emitió nuevas imágenes del joven durante su visita ayer al velatorio de su padre.

En ellas se le ve estrechando la mano a diplomáticos con base en Corea del Norte y a otras personas que acudieron a expresar sus condolencias por la muerte de Kim Jong-il, cuyo cuerpo sin vida reposa en el Palacio Memorial de Kumsusan a las afueras de Pyongyang.

Kim Jong-un, una figura prácticamente desconocida hasta el año pasado, es el virtual sucesor de Kim Jong-il, quien en 1994 asumió las riendas de Corea del Norte tras la muerte de su propio padre, Kim Il-sung, con mucha más experiencia en los círculos políticos y militares de la que ahora tiene su hijo menor.

Nombrado general de cuatro estrellas y vicepresidente de la Comisión Militar Central del partido único en 2010, se cree que su primera orden castrense la dio el joven Kim este lunes, pocas horas antes de que se anunciara la muerte del "querido líder".

Ese día, según informó hoy la agencia surcoreana Yonhap, Kim Jong-un ordenó a todas las unidades militares que detuvieran sus entrenamientos y maniobras y retornaran a sus bases, en un gesto de aparente contenido simbólico que apuntaría a la voluntad de mostrar control sobre las poderosas Fuerzas Armadas.

El ingente Ejército Popular norcoreano, con más de un millón de efectivos, es clave en la estructura de poder del país comunista, y en la vecina Corea del Sur se especula con la posibilidad de que el hecho de pertenecer a la dinastía Kim no sería suficiente para obtener un apoyo duradero de la veterana cúpula militar.

Informes de los servicios surcoreanos de Inteligencia conocidos hoy apuntan a que una comisión del Partido de los Trabajadores podría hacerse cargo de los asuntos más urgentes del país hasta que Kim Jong-un tome el control, a fin de que haya un traspaso de poder fluido.

Por ahora no hay informaciones de que los cargos que dejó vacíos la muerte de Kim Jong-il, como el de secretario general del partido único o comandante supremo del Ejército, hayan sido otorgados.

El Gobierno de Corea del Sur, técnicamente en guerra con su vecino al no haber firmado hasta hoy un tratado de paz tras el conflicto de 1950-53, mantiene una actitud de cautela y expectación, aunque hoy autorizó el envío de condolencias al Norte por parte de ciudadanos y organizaciones privadas.

Entre los primeros en hacerlo estuvo una de las sectas budistas de Corea del Sur, la de la escuela Won, que mostró sus condolencias a los norcoreanos "en profunda pena tras la súbita muerte de su líder".

También expresó su "sincero pésame" estuvo la presidenta del conglomerado Hyundai, Hyun Jeong-eun, que recordó los "esfuerzos para la reconciliación" efectuados a través del proyecto turístico conjunto, hoy paralizado, que ambos países mantenían en el norcoreano monte Kumgang.

El otro gran proyecto que comparten ambos países es el del parque industrial de Kaesong, en territorio norcoreano, donde las más de cien factorías surcoreanos funcionaban con normalidad, con sus cerca de 48.600 empleados norcoreanos, a pesar de la muerte de su líder.

Desde Pyongyang, las informaciones que llegan a Seúl describen una ciudad de luto en la que se han colocado grandes imágenes de Kim Jong-il ante las que los ciudadanos se reúnen para presentar sus respetos y llorar su muerte, a la espera de que un nuevo líder asuma el mando del país.