Se cumplen 60 años del lanzamiento al espacio del primer ser vivo

  • En 1957 la URSS lanzó al espacio su segundo satélite, el Sputnik II, con la perrita Laika
  • Laika murió apenas 7 horas después del despegue a causa del estrés y el calentamiento de la cápsula

Este viernes se cumplen 60 años del lanzamiento al espacio del primer ser vivo. La perra Laica. En 1957 la URSS lanzó al espacio su segundo satélite, el Sputnik II, con la perrita Laika.

Los rusos la eligieron por su tranquilidad y por su fotogenia. La imagen de Laika ocupó portadas de todo el mundo. Entonces la Unión Soviética lideraba la carrera espacial.

Aquel viaje fue básico para enviar, 4 años después, al primer hombre al espacio. Dicen los ingenieros que Laika tuvo una muerte terrible. Su corazón no aguantó el elevado calor y el estrés.

De vagabundear por las calles de Moscú a orbitar la Tierra y convertirse en un icono. Se cumplen sesenta años de la aventura perruna que sentó las bases de los vuelos espaciales. Se cumplen 60 años del viaje sin retorno de Laika.

En plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Laika representó el prestigio de una nación. El poderío soviético. Apenas hubo tiempo para preparar la nave, Nikita Kruschev, el líder de entonces tenía prisa por conmemorar con un vuelo tripulado el cuarenta aniversario de la Revolución de Octubre.

Se eligió a Laika por su raza mestiza, por su carácter fuerte, por su capacidad para soportar el hambre y el frío del invierno moscovita. Superó un exhaustivo entrenamiento en espacios reducidos con centrifugadoras que simulaban el despegue.

Pasadas las tres de la tarde del 3 de noviembre de 1957, Laika partía al espacio a bordo del Sputnik 2. Apenas 5 minutos después, su ritmo respiratorio y cardiaco se aceleraban. A pesar de todo, durante las primeras horas de vuelo comió. A partir de ahí, lo que ocurrió tiene varias versiones. La más fiable. La que aportó en 2002 un científico que participó en la misión. Laika murió apenas 7 horas después del despegue a causa del estrés y el calentamiento de la cápsula.

Siete horas en las que la ética y la ciencia se batían. En las que crecía la tensión entre Estados Unidos y la URSS. Siete horas que convertían a Laika en una heroína. Un símbolo que ha llegado hasta nuestros días protagonizando películas, cómics y canciones.