Rousseff gana la presidencia de Brasil por la menor ventaja en una elección desde la dictadura

Los tres puntos porcentuales de ventaja con que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, garantizó hsu reelección para un nuevo mandato de cuatro años constituyen la menor diferencia entre los dos más votados en una elección presidencial en Brasil desde el fin de la dictadura en 1985.

La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) se impuso este domingo en la segunda vuelta de las presidenciales con el 51,64% de los votos, frente al 48,36% del opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), según los datos del tribunal electoral tras ser escrutado el 99,98% del censo.

Hasta hoy la menor ventaja entre el vencedor y el segundo en unas presidenciales era de seis puntos porcentuales, saldo con el que en 1989 ganó la presidencia Fernando Collor de Mello sobre el entonces líder sindical Luiz Inácio Lula da Silva.

Ese año los brasileños volvieron a elegir a su presidente por votación directa después de 29 años, desde las presidenciales de 1960, debido a que el golpe militar de 1964 instituyó una dictadura que se extendió hasta 1985, cuando Tancredo Neves, abuelo de Aécio Neves, fue elegido como primer presidente civil pero en una votación realizada por el Congreso.

La mayor diferencia entre el vencedor y su inmediato escolta en una segunda vuelta fueron los 34 puntos porcentuales con los que Lula, en su cuarto intento de llegar al poder, se impuso en 2002 al exministro José Serra, correligionario de Neves en el PSDB. E

n 2006 Lula fue reelegido con una ventaja de ocho puntos porcentuales sobre el actual gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, igualmente del PSDB, y en 2010 Rousseff venció a Serra con una diferencia de doce puntos porcentuales.

Fernando Henrique Cardoso, aunque no tuvo tanta ventaja, ganó dos veces las presidenciales con mayoría absoluta en la primera vuelta, con 18 puntos de distancia en 1994 y 21 en 1998, en ambas ocasiones con Lula de segundo candidato.

El resultado de las elecciones de este año confirmó que, como pronosticaban todos los sondeos, la segunda vuelta se definiría por un ajustadísimo margen y que Brasil saldría dividido de las que han sido las elecciones más reñidas de su historia.