Los portugueses castigan al partido del Gobierno y dan oxígeno a los socialistas en las locales

  • Passos Coelho asume la derrota histórica de su partido en los comicios locales
Los portugueses castigan al partido del Gobierno y dan oxígeno a los socialistas en las locales
Los portugueses castigan al partido del Gobierno y dan oxígeno a los socialistas en las locales |Telemadrid

Las elecciones locales de Portugal dictaron un severo castigo al gobernante Partido Social Demócrata (centro-derecha, PSD) y dieron oxígeno a los socialistas, principal partido opositor, que ganó en votos y alcaldías.

Con una alta abstención de en torno al 44%, superior a la del 2009, los electores penalizaron al PSD con pérdidas de emblemáticas plazas como la de Oporto -la segunda ciudad más importante del país ganada por el independiente Rui Moreira-, o con un duro revés en la capital, Lisboa, donde venció por goleada el socialista António Costa.

"En periodos de gobierno exigentes hay siempre un precio a pagar de la forma que estamos en la política", asumió el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, quien reconoció la "peor" derrota en décadas del partido que lidera, el PSD, en la que ha sido la primera cita en las urnas desde los comicios legislativos del 2011.

El primer ministro resaltó, no obstante, que el duro revés electoral no le hará cambiar el rumbo seguido en los dos últimos años, cuando se han ejecutado duros recortes para cumplir con los compromisos del rescate financiero otorgado a Portugal.

Con el 85 % de los votos escrutados, el PS sumaba 105 de las 308 alcaldías del país y aventajaba en 300.000 votos al PSD y a los democristianos, con los que se presentó a varios consistorios.

El líder de los socialistas, António José Seguro, adelantó que las elecciones de hoy demuestran el desgaste de las políticas de austeridad de Passos Coelho y se reivindicó como alternativa para reflotar a Portugal de la larga recesión que sufre y el alto paro (16 %). Respetadas figuras del socialismo portugués, como el ex candidato presidencial Manuel Alegre y el antiguo primer ministro José Sócrates (2005-2011), y otros comentaristas del país corroboraron que el patinazo en las locales es reflejo del descontento de los portugueses con el actual Ejecutivo.

En los cuarenta años de democracia en Portugal, solo los comicios locales de diciembre del 2001, saldados con un batacazo del entonces gobernante PS, precipitó la caída de un Gobierno, el liderado por el socialista António Guterres. "Es una derrota que asumo personalmente. No es del partido, no es de nadie que me haya aconsejado mal. Es mía, personal", aclaró un abatido Luís Filipe Menezes, perdedor contra todo pronóstico del bastión del PSD, Oporto, dominado desde el 2002 por Rui Rio.

Menezes, que había arrasado los últimos 16 años como regidor de la aledaña Vila Nova de Gaia, la tercera ciudad más poblada de Portugal, fue superado por Rui Moreira, la mayor sorpresa de la noche electoral, y también por el candidato socialista Manuel Pizarro.

Comentarista deportivo y antiguo regatista, Moreira, de 57 años, se convierte en el primer candidato independiente y sin pasado político conocido en vencer en una gran urbe en Portugal, aupado por su popularidad basada en su intensa vida social y en su afición al club de fútbol de Oporto.

El castigo al PSD se extendió a la propia Vila Nova de Gaia, donde han vencido los socialistas, y a Sintra, la segunda ciudad más poblada del país, en la que el PS y un independiente estaban en empate técnico. "Solo en Oporto era posible suceder lo que sucedió. Siempre dijimos que no nos oponemos a los partidos, pero los partidos no han estado bien", comentó un eufórico Moreira.

EN LA CAPITAL

En Lisboa, la robusta victoria del ex ministro António Costa, la tercera consecutiva, fue acogida con naturalidad, mientras que su oponente, Fernando Seara (PSD), reconoció su derrota pero prometió vigilar el mandato de Costa. Costa, al que los mentideros políticos sitúan como sucesor de Seguro, destacó que la de su partido fue "la mayor victoria" en la historia de la capital portuguesa y defendió que hay una alternativa en la política a nivel nacional.

A pesar de los buenos resultados, los socialistas perdieron importantes ayuntamientos como el de Matosinhos y Braga (ambos en el norte) o Évora y la populosa Loures, éstos dos últimos en favor de la coalición de comunistas y Verdes, que volvieron a ganar en varios consistorios del sur del país.

El proceso electoral transcurrió con normalidad y solo se registraron esporádicos actos de boicot en algunos colegios electorales por la reorganización administrativa que dicta la supresión de cerca de 1.000 juntas de distrito.