La XXI Cumbre Iberoamericana que se celebra en Asunción marcada por las ausencias

  • Haití pedirá su ingreso formal en la Cumbre Iberoamericana
  • La XXI Cumbre Iberoamericana se centrará en la modernización del Estado y en su eficiencia

El canciller haitiano, Laurent Lamothe, anunció que Haití pedirá formalmente ser miembro permanente de la Cumbre Iberoamericana en la reunión que hoy se inaugura en Asunción con el fin de fortalecer los lazos con Iberoamérica. En la capital paraguaya ya se encuentran los Reyes de España y el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En Asunción, capital de Paraguay, todo está llisto para la celebración de la XXI Cumbre Iberoamericana que se celebrará hoy viernes y mañana sábado.

"Siempre nos habíamos sentido cerca de los países iberoamericanos, pero ahora vamos a pedir oficialmente ser parte como miembro permanente", dijo el canciller haitiano, Laurent Lamothe, en una rueda de prensa en Asunción, donde transmitió un saludo del presidente de Haití, Michel Martelly, a los participantes en esta cumbre.

Todo listo en Asunción (Paraguay) para la celebración de la XXI Cumbre Iberoamericana que se celebrará hoy viernes y mañana sábado. En la capital paraguaya ya se encuentran los Reyes de España y el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "Iberoamérica está en un buen momento y la cumbre debe siempre ser útil para reforzar los vínculos y las relaciones entre todos", subrayó Rodríguez Zapatero a su llegada a Asunción.

Esta cita le servira a Jose Luis Rodriguez Zapatero para despedirse de sus homologos iberoamericanos, aunque no de todos porque ya han confirmado su ausencia cinco invitados importantes. La presidenta argentina, Cristina Fernandez se queda en casa porque, según señala la cancilleria argentina, necesita recuperarse de las emociones de los últimos días: por un lado su reelección en el cargo y por otro, de los actos en recuerdo del primer aniversario de la muerte de su esposo.

Tampoco estará Hugo Chavez, el presidente de Venezuela, convalenciente del tratamiento de quimioterapia que sigue tras ser operado de un cancer.

El cubano Raul Castro también se queda en casa aunque no ha explicado los motivos.

La presidenta brasileña Dilma Rousef ha alegado una importante reunión con los bancos de su país para no viajar a Paraguay y por último, el presidente de Uruguay se ha tenido que quedar en casa para resolver personalmente varios conflictos internos con profesores y militares.

Una cumbre que ya ha sido calificada como descafeinada antes de empezar.

Los Reyes y Zapatero comenzarán la jornada con una recepción a parte de la colectividad española que reside en Paraguay.

MODERNIZAR EL ESTADO PARA AUMENTAR SU EFICIENCIA

La XXI Cumbre Iberoamericana se centrará en la cuestión de cómo modernizar el Estado para adaptarlo a los tiempos que corren, de modo que sea más eficiente y promueva el desarrollo, según informó hace justamente una semana el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.

Iglesias adelantó que otro de los asuntos que tratarán los participantes será la situación económica internacional, que será "el tema central de las reuniones privadas".

En el marco de la discusión sobre cómo "mejorar la eficiencia del Estado", se hablará del "pacto fiscal entre el Estado y la sociedad", de cómo hacer más eficaz la burocracia, de la relación entre el Estado y el sector privado --en particular, las inversiones-- y la relación entre los gobiernos centrales y los locales, según explicó.

En la cumbre participarán representantes de 24 países, aunque sólo 17 han confirmado su assistencia a nivel de jefes de Estado y de Gobierno.

Por parte de España irán el rey Juan Carlos; el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez.

Además, estarán representadas más de 70 organizaciones internacionales y habrá un seminario de empresarios, consultas con la sociedad civil y un foro parlamentario, según el jefe de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).

Al final de la cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno harán pública una declaración conjunta, aunque luego no habrá ningún actor externo que supervise el cumplimiento de los objetivos que se hayan marcado. "Se harán compromisos morales y políticos" sobre la eficiencia del Estado, pero luego "el control lo ejerce el Gobierno de cada país" explicó. "Es como una reflexión colectiva que se proyecta en la sociedad", resumió.