Los mineros chilenos ven la luz

  • Han pasado 69 días a 700 metros de profundidad

La euforia vivida en Chile por el rescate de los 33 mineros de la mina San José desató una reacción distinta entre familiares de mineros turcos, que vieron la exitosa operación con lágrimas en los ojos al recordar a hijos y maridos enterrados en accidentes mineros.

Mucha gente en la localidad de Zonguldak, capital de la provincia del Mar Negro conocida como el lugar del "oro negro" (carbón), se centró en la noticia de los mineros chilenos desde el comienzo y compartió "un destino común" con su compañeros allende de los mares.

Pero cuando vieron que los mineros salían ayer con vida del pozo de San José, comenzaron a preguntarse del concepto de "destino" al que atribuyen con frecuencia las autoridades turcas los accidentes en las minas.

Así, el 17 de mayo pasado, una explosión de gas metano en una mina estatal en Karandon, en la región de Zonguldak, atrapó a 30 mineros a 500 metros de profundidad. Los cuerpos de 28 trabajadores fueron rescatados, pero dos de ellos no fueron encontrados.

Tras el accidente, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, se limitó a decir que "morir es el destino de los mineros".

El ministro de Trabajo, Omer Dincer, comentó ayer que los mineros chilenos podrían haber sido salvados en tres días si el accidente hubiese ocurrido en Turquía, pero no precisó a qué medios se recurriría para lograrlo.

La Cámara turca de Ingenieros de Minería manifestó en un comunicado que la principal diferencia entre el accidente en Chile y los de Turquía es la actitud de las autoridades, porque en el país latinoamericano no atribuyen estos sucesos al "destino".

Por el contrario, "las autoridades en Chile no definieron el accidente como el 'destino', sino que apoyaron a los mineros hasta el final", dijo la cámara.

"El gobierno de Chile apoya a los mineros. ¿Por qué nadie apoya a los nuestros?", se preguntó Gulizar Kartal, la viuda de un minero fallecido en el accidente de Zonguldak.

En declaraciones a Efe, Turan Karagoz, un ingeniero de minas, comentó que el gobierno turco esperaba a que un equipo chino fuera a recoger los cuerpos de los mineros accidentados, ya que la mina había firmado un contrato de mantenimiento de diez años con la empresa china CITIC.

"CITIC logró el contrato con un precio muy inferior a los de la competencia internacional. Abrió otros pozos en Karandon y se llevó ahí a mineros chinos a los que prometió 600 dólares mensuales, pero después les pagó solo 150 dólares. Nunca abandonaron el puesto de trabajo, vivían en condiciones de extrema precariedad", denunció Karagoz.

Hoy, cerca de 2.000 chinos trabajan en las minas de Zonguldak, lo que ha convertido a esta población en el primer lugar en Turquía por el número de trabajadores extranjeros.

En la década de los años noventa del pasado siglo, Zonguldak tenía unos 40.000 mineros, pero hoy sólo quedan 11.000, lo que ha reducido la producción de carbón de tres millones de toneladas anuales a 1,7 millones.

En esa zona, vinculada a las minas y a sus mineros, sus habitantes han visto con sentimientos contradictorios de felicidad y tristeza la triunfal operación de rescate de los mineros chilenos en el desierto de Atacama