La frágil salud de Benedicto XVI

  • Normalidad en el Vaticano un días después del anuncio de la renuncia del papa
  • Al Papa le sustituyeron la batería del marcapasos hace tres meses

La normalidad es la nota predominante este martes en el Vaticano y si no fuera por la numerosa presencia de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, nada haría pensar que ayer el papa Benedicto XVI anunció su renuncia al papado casi ocho años después de ser elegido.

Todas las miradas están puestas en la audiencia pública que celebrará mañana, miércoles, el Papa en el Aula Pablo VI del Vaticano, el tradicional encuentro semanal con los fieles de todo el mundo, que será la primera ocasión en la que aparece en público tras el anuncio de la renuncia. Ayer, el papa anuncio que renuncia al Pontificado al notar que le faltan las fuerzas.

El cardenal-arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, reconocía hoy que la lucha contra la pederastia y el denominado caso Vatileaks "han desgastado" al Papa Benedicto XVI porque "tomar decisiones enérgicas con tolerancia cero desgasta, pero ha hecho un gran servicio".

Hoy, un diario italiano, Il Sole 24 Ore, asegura que Benedicto XVI fue sometido hace unos tres meses a una operación de corazón en una clínica del Vaticano para sustituirle un marcapasos, todo en la más absoluta discreción. Así lo asegura el diario económico italiano, que precisa que la intervención, que se llevó a cabo en la clínica Pío XI, propiedad del Vaticano, fue practicada por el cirujano Luigi Chiareiello, director de la cátedra de Medicina de la Universidad Romana de Tor Vergata.

El jefe de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha insistido este martes en que la decisión del Papa de renunciar a su Pontificado, que se hará efectiva el próximo 28 de febrero a las 20.00 horas, no obedece a motivos de salud, aunque ha confirmado que Benedicto XVI lleva un marcapasos desde antes de que comenzara su Pontificado, al que recientemente se le ha cambiado una batería. "No se trató de una intervención complicada, más al contrario, absolutamente normal, de rutina", afirmó Lombardi.

Por su parte, el hermano del sumo pontífice, Georg Ratzinger, que conocía desde hace tiempo la decisión del Papa de renunciar a su ministerio, aseguraba hoy a la BBC que Benedicto XVI, "estará disponible donde se le necesite pero no quiere intervenir en los asuntos de su sucesor". Georg ha explicado que la "falta de vigor físico" que aqueja a Benedicto XVI se debe a "un proceso natural" que "se ha ido manifestando desde que cumplió los 85 a través de la pérdida de la agilidad y las habilidades físicas que necesita para llevar a cabo sus funciones adecuadamente". En este sentido, señala que ya había recibido avisos del médico de "no realizar más viajes transatlánticos" y que la decisión de renunciar al cargo ha sido madurada durante meses".

UNA FRAGIL SALUD

Pese a su buen aspecto, la salud de Benedicto XVI, de casi 86 años, ha preocupado desde que fue elegido Papa, debido a que en septiembre de 1991 sufrió una hemorragia cerebral que le tuvo hospitalizado diez días en la Clínica Pío XI de Roma y de la que se recuperó satisfactoriamente.

Un día después de su elección al Solio Pontificio, el 20 de abril de 2005, su hermano mayor, Georg, dijo que no sentía una alegría "ilimitada" por la elección, ya que le preocupaba la salud del Pontífice. "Espero que su salud aguante", dijo Georg Ratzinger, que precisó que la salud del papa, en ese momento de 79 años, "no es estable".

En abril de 2008, tras su viaje a EEUU, algunos medios de comunicación se hicieron eco del estado de salud del Papa y aseguraron se había deteriorado, lo que fue desmentido por el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que dijo que estaba bien.

El diario francés "Le Figaro" escribió aquellos días que para nadie era una secreto "la fragilidad del corazón" de Ratzinger y destacó que desde hacia tiempo se había reducido el número de audiencias, que había renunciado a seguir a pie el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, que en varias ocasiones no había leído los discursos previstos y que, tras el viaje a EEUU, se suspendió la audiencia pública de los miércoles.

Lombardi precisó que la audiencia se había suspendido con anterioridad para permitirle descansar, teniendo en cuenta que el Pontífice tenía ya 81 años y había realizado un viaje, largo y fatigoso, "en el que ha cumplido de manera brillante todos los compromiso sin dar la más mínima señal de incertidumbre y son modificar el programa".

El 11 de mayo de 2008 tropezó durante la misa de Pentecostés que ofició en la basílica de San Pedro del Vaticano y aunque dio un rodillazo inmediatamente se levantó.

"Se ha tratado de un pequeñísimo incidente, sin consecuencia alguna", precisó Lombardi, que agregó que, tras incensar el altar, al comienzo de la misa, el Papa había tropezado en los escalones de la pequeña peana sobre la que está colocado su sillón.

Benedicto XVI dio un rodillazo, pero inmediatamente fue ayudado a levantarse por sus ayudante y prosiguió con la ceremonia.

El susto más grande ocurrió el 17 de julio de 2009, cuando se fracturó la muñeca derecha, tras resbalar en la casa de Les Combes, en la región alpina italiana del Valle de Aosta, donde pasaba unos días de descanso

El Papa fue trasladado a un hospital cercano, donde fue operado de reducción y osteosíntesis con anestesia local.

Se trató, según contó Manuel Mancini, el jefe de traumatología del hospital valdostano que le operó, de una intervención de rutina, llamada a "'cielo abierto', que no comportó ningún corte, sino la simple aplicación, a través de orificios algunos hilos de metal, para mantener la muñeca en posición, con los que se ha reducido la fractura".

Se inmovilizó su muñeca derecha con un aparato realizado con un material formado con fibras de vidrio, en forma de tejido, que tiene las mismas funciones que la escayola y que el Papa llevó durante un mes.

Esa fue la segunda vez en 17 años que el Papa sufría una caída. En agosto de 1992, el por entonces cardenal Joseph Ratzinger resbaló en el baño de la residencia de la localidad alpina italiana de Bressanone donde se alojaba.

En aquella ocasión se golpeó la cabeza, donde tuvieron que darle puntos de sutura, y permaneció varios días hospitalizados.

El 28 de marzo de 2010, por primera vez en sus casi cinco años de Pontificado, Benedicto XVI presidió desde el "papamóvil" la procesión de las Palmas del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro del Vaticano.

El 16 de octubre de 2011 volvieron a saltar las alarmas, al ver como Benedicto XVI utilizaba por primera vez una plataforma móvil para trasladarse durante una misa en la basílica de San Pedro.

El 23 de marzo de 2012 Benedicto XVI se ayudó por primera vez en público de un bastón para caminar, durante la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, antes de viajar a México y Cuba.