El juez aplaza la decisión sobre la libertad bajo fianza de Pablo Ibar

  • El magistrado indicó que emitirá una orden electrónica en un plazo que puede ir desde las próximas 24 horas a una semana
  • El Tribunal Supremo de Florida anuló en febrero la condena a pena de muerte del español

El juez estadounidense Raaj Singhal informó hoy de que tomará en los próximos días una decisión sobre la libertad bajo fianza del español Pablo Ibar, cuya pena de muerte por un triple asesinato cometido en 1994 fue anulada en febrero pasado por el Tribunal Supremo de Florida.

El juez Raaj Singhal, del tribunal de Fort Lauderdale, en el condado de Broward (al norte de Miami), indicó en la audiencia que emitirá una "orden electrónica" en un plazo que puede ir desde las próximas 24 horas a una semana.

El magistrado dispuso además que evaluará en la próxima conferencia de seguimiento del caso, prevista para el próximo 5 de agosto, dos mociones pendientes presentadas por la defensa: sobre la inconstitucionalidad de la pena de muerte aplicada a Ibar en Florida, y sobre la supresión del testimonio de un testigo que identificó a Ibar como uno de los autores del triple asesinato.

Los representantes legales de Ibar expresaron su confianza en que la decisión final será favorable a la libertad bajo fianza del español, que podría ascender a no más de 250.000 dólares, según dijo a Efe uno de los abogados de la defensa.

Sin embargo, la fiscalía mantuvo su oposición a esta posibilidad al alegar que el español sigue siendo un peligro para la comunidad y debe continuar en prisión a la espera de la repetición del juicio por el triple asesinato del dueño de un club nocturno y dos modelos, por el que fue condenado a la pena capital en el año 2000.

En ese nuevo juicio, la Fiscalía volverá a pedir la pena de muerte para Ibar, de origen vasco, que lleva encarcelado casi 22 años, 15 de los cuales los pasó en el corredor de la muerte.

UN CASO "INCREIBLEMENTE COMPLEJO"

El juez, quien reconoció que se trata de un caso "increíblemente" complejo, interrumpió en una ocasión a la fiscalía para subrayar la importancia de poner el foco en los comentarios del Tribunal Supremo de Florida sobre el hecho de que, para tener una condena, debe llegarse a algo "más allá de la duda razonable" sobre la culpabilidad o no del acusado.

El primer juicio contra Ibar, celebrado en enero de 1998, fue declarado nulo, al no haber unanimidad en el jurado. En el segundo juicio, en 1999, su abogado de oficio, Kayo Morgan (fallecido hace dos años), fue arrestado por pegar a una mujer embarazada, y fue suspendido.

Y en el tercer juicio, en el año 2000, en el que Ibar no contó con un testigo principal -su madre, María Casas- fue condenado a la pena capital por la recomendación del jurado de 9 votos a favor y 3 en contra.

Gran parte de la audiencia de hoy, en la que Ibar estuvo muy atento y comunicativo con su equipo de abogados, discurrió en un forcejeo argumental entre la Fiscalía y la defensa sobre varios testimonios de testigos, pruebas y el fallo del Supremo estatal, que anuló la pena de muerte.

Se mostró especialmente incisivo el exfiscal Chuck Morton, quien precisamente estuvo a cargo de la acusación contra el español en el primer juicio, respecto del testimonio de Gary Foy, vecino del dueño del club asesinado, considerada una de las pruebas más importantes de la acusación, aunque la defensa contraatacó alegando que este testigo nunca compareció en juicio.

El intercambio verbal entre las dos partes también se extendió a las declaraciones del experto facial británico Raymond Evans, que compareció a petición de la defensa en la apelación de 2005 y cuya cualificación fue cuestionada hoy por la Fiscalía, al igual que lo fue entonces.

ERRORES DEL ABOGADO DE OFICIO

Otro de los puntos de choque fue el trabajo del abogado de oficio de Ibar, Cayo Morgan, ya que la Fiscalía consideró que su defensa no supuso una vulneración de las garantías procesales.

Morgan confesó en una audiencia en 2009 que había cometido graves errores en el proceso y lo justificó por su mala salud, cuadros depresivos y problemas con su esposa, que era drogadicta.

Al argumento de la defensa de que el juicio no fue justo, por una defensa defectuosa, se añade la significativa duda sobre la culpabilidad de Ibar al no existir ninguna prueba material que le implique.

Ni las huellas dactilares recogidas en el lugar del triple homicidio, ni las muestras de pelo ni las de ADN coinciden con las de Ibar, quien siempre ha mantenido su inocencia.