El Papa Benedicto XVI asegura en el libro "Luz del mundo" que España es "un país de contrastes dramáticos" y que sólo basta recordar "el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida"."La luz del mundo. El Papa, la iglesia y las señales del tiempo. Una conversación con el Santo Padre Benedicto XVI", del escritor Peter Seewald, ha sido presentado hoy en el Vaticano y es accesible en las librerías de medio mundo en diez idiomas, entre ellos español.
El libro tiene el formato de una entrevista y a la pregunta de que "usted parece amar muy especialmente a España", el Papa responde: "por supuesto"."Por supuesto, España es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que además ha marcado a América Central y del Sur", señala.
Agrega que encontrarse con la historia de España, "especialmente con su historia presente, es algo excitante"."Es un país de contrastes dramáticos. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida", subraya.
El Papa Ratzinger precisa en el libro que España es un país "que hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas, entre ellas, por ejemplo, los vascos y los catalanes"."España ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora. Si Dios quiere y me encuentro todavía con vida, entraré de nuevo en contacto con España especialmente en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (en 2011).
A la pregunta de que "en ninguna parte" congrega el Papa a tantas personas como en España, Benedicto XVI dice que "precisamente" allí "existe una vitalidad de fe que, por lo visto, los españoles llevan en la sangre".
En el libro, que se preparó antes de la visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona, los pasados 6 y 7 de noviembre, Benedicto XVI ya habla de ése su segundo viaje a España.
Durante ese viaje, el Obispo de Roma afirmó que España necesita una reevangelización y denunció "el vivaz enfrentamiento entre fe y modernidad", que dijo que le recordaba al "anticlericalismo y secularismo fuerte y agresivo de la década de los años treinta", durante la II República y la Guerra Civil.
Sus palabras levantaron una oleada de críticas.
