Obama celebra sus 49 cumpleaños sin familia en su casa de Chicago

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, celebra hoy sus 49 cumpleaños sin familia, pero en su casa de Chicago, ya que Michelle y Sasha, su hija menor, están en España y Malia en un campamento de verano. Pese a estar solo en su gran día, Obama se ha podido llevar a Chicago al perro de la familia, Bo.

Y al mediodía ha recibido dos importantes llamadas para felicitarle en su cumpleaños: una desde Marbella de su esposa Michelle y de Sasha, y la segunda de Malia que ha utilizado la única llamada que le estaba permitida hacer durante su estancia en el campamento de verano para hablar con su padre.

Esa sorpresa fue revelada por su portavoz, Robert Gibbs, a bordo del avión presidencial Air Force One, en el vuelo a Chicago.

"Esas dos llamadas han sido el mejor momento para él en todo el día", afirmó.

El mandatario, cuyo cumpleaños coincide con el del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, también recibió un regalo del Servicio Secreto, dijo Gibbs, y aunque no quiso contar qué era, afirmó que era "bonito" y "de corazón".

El presidente tiene pensado cenar con unos amigos en la ciudad desde la que se lanzó al estrellato político y luego dormirá en su cama y en su casa, en el barrio de Hyde Park, en Chicago.

Cuando el helicóptero presidencial Marine One aterrizó en Chicago, Obama fue recibido por el alcalde, el gobernador y dos representantes, pero cuando salió de la base área en su caravana de limusinas blindadas, mucha gente apostada en las calles le saludó, según la prensa que viaja con el líder.

En la calle donde se encuentra su casa, los vecinos estaban en sus soportales esperándole, y una niña portaba una pancarta casi tan grande como ella en la que se podía leer "feliz 49 cumpleaños presidente Barack Obama".

Hasta que llegó a Chicago, sin embargo, su cumpleaños fue un día de trabajo "normal".

Por la mañana, pronunció un discurso optimista sobre el curso de la economía de EEUU ante la mayor federación sindical estadounidense, la AFL-CIO, y luego entregó las medallas "Ciudadanos 2010", con las que premió a 13 personas que se han destacado por su trabajo comunitario.

Al final del acto, cuando ya abandonaba el salón, los congregados le cantaron el "Feliz cumpleaños". Pero eso fue todo. No hubo tarta.

Recibió cientos de felicitaciones y, según ha reconocido él mismo con humor, ya dedica algunos ratos a pensar por qué su pelo está cada día más blanco y por qué su metabolismo está cada vez más lento.

Mañana, a primera hora, tiene previsto visitar en Chicago una planta de Ford y asistir a un par de actos de recaudación de fondos porque, no en vano, noviembre y las elecciones en las que se renovará el total de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado están ya a la vuelta de la esquina.

Las mismas no se presentan fáciles para el partido Demócrata, ya que en las elecciones a medio plazo tradicionalmente el partido en el Gobierno sufre un retroceso electoral. Este año no parece que las cosas vayan a ser diferentes.

Para cuando termine con estas visitas por la tierra que los Obama llaman "casa", Michelle ya estará a punto de regresar de España y unos días después, el 14, viajarán al Golfo para disfrutar de una corta estancia en el área azotada por el peor vertido de crudo de la historia del mundo.

A finales de agosto, el presidente, su esposa -Michelle-, y sus dos hijas -Malia y Sasha, de doce y nueve años- pasarán diez días, como el año pasado, en la exclusiva isla de Martha's Vineyard, frente a las costas de Massachusetts.

Después, los mayores irán a trabajar y las niñas volverán al colegio.