Norbet Hofer, un puño de acero en un guante de seda

Norbet Hofer, un puño de acero en un guante de seda
El candidato ultraderechista a la Presidencia de Austria, Norbert Hofer |Telemadrid

Al candidato ultraderechista a la Presidencia de Austria, Norbert Hofer, un aficionado a las armas, euroescéptico y que dice defender a "la gente normal" frente a la "elite", le gusta describirse como un moderado y, al mismo tiempo, defender con una sonrisa sus ideas xenófobas.

Hofer, de 45 años, vicepresidente tercero del Parlamento, está casado en segundas nupcias, tiene cuatro hijos y trabajó como ingeniero en una aerolínea antes de iniciar en 1994 su carrera política en el nacionalista Partido Liberal (FPÖ).

Pese a ser uno de los ideólogos de la formación -es coautor de su programa electoral- hasta hace unos meses era poco conocido, y, pese a ello, logró el mayor éxito del FPÖ en su historia en las elecciones del pasado 22 de mayo.

Hofer obtuvo el apoyo de casi la mitad del electorado en unos comicios que ganó por apenas 30.000 papeletas el candidato progresista Alexander Van der Bellen, lo que supone el mejor resultado de su formación.

Las elecciones fueron después impugnadas por el FPÖ y anuladas por irregularidades de procedimiento por el Tribunal Constitucional.

El éxito de Hofer se basa tanto en su discurso llano como en sus formas educadas, lo que contrastan con el tono agresivo de su jefe de filas, Heinz-Christian Strache.

El político ha sabido explotar el malestar de parte de la sociedad con la llegada de unos 120.000 refugiados desde principios de 2015 a un país de 8,8 millones de personas.

Además, su discurso contra "el sistema" ha conectado con el hastío de parte de la sociedad con la eterna gran coalición entre conservadores y socialdemócratas, que se alternan en la presidencia y en el Gobierno desde 1945.

En la campaña ha reiterado una y otra vez el principio de "Austria y los austríacos primero", tanto para acceder al mercado de trabajo como para disfrutar de servicios sociales.

Hofer no ha dudado en vincular a los refugiados con un supuesto aumento de la criminalidad y ha utilizado noticias de abusos sexuales y violaciones en mítines para azuzar a sus seguidores.

El candidato del FPÖ, que camina con ayuda de un bastón desde un accidente de parapente en 2003, habla sin elevar la voz, apela a las emociones y se define como un hombre de centroderecha con sensibilidad social.

Sin embargo, muchos analistas consideran que la "cara amable" del FPÖ es en realidad "un lobo con piel de cordero", "una bomba de humo personificada" o "un actor" que esconde sus verdaderas intenciones.

Stefan Petzner, un estrecho colaborador del fallecido líder histórico de los ultras austríacos, Jörg Haider, dijo que su mentor, que se moderó en sus últimos años, jamás votaría a Hofer porque es demasiado radical y lo describió como "una bomba de relojería".

Y a poco que se indaga en la biografía de Hofer -que ha impartido durante años cursos de retórica y cuyos trucos para interrumpir al adversario o cambiar la percepción de algunas situaciones se estudian en los medios- salen a relucir ideas extremistas.

Hofer es miembro de una fraternidad universitaria ultraderechista y pangermanista -Marko Germania zu Pinkafeld- que define en su estatuto a la República de Austria como "una ficción".

Hace unos meses aseguró que el 8 de mayo, el día de la capitulación del Tercer Reich, "no fue un día de alegría", y ha confesado que su pintor favorito es Odin Wiesinger, que en algunas obras ha dibujado mapas de la Gran Alemania, en la que se incluye Austria, Tirol del Sur, parte de República Checa y Polonia.

En 2013, cuando tomó posesión de su acta de diputado, apareció en la Cámara con una flor de aciano en la solapa de su chaqueta, un símbolo que utilizaron los nazis en Austria cuando entre 1933 y 1938 su partido estaba prohibido.

Hofer dijo que utilizó esa flor azul como un símbolo europeo.

En 2013 prologó un libro de un político del FPÖ con visiones reaccionarias, como que el principal papel de la mujer es la maternidad y que la nación se fundamenta en el origen étnico de su población.

En esa obra se critica el "multiculturalismo" y la "globalización" y se asegura que Occidente camina hacia la extinción debido a la baja natalidad y a la inmigración, que define como "larvas de avispa que devoran lentamente a las orugas desde dentro".

Pese a las críticas, Hofer consideró recientemente que el contenido del libro era "en general, bueno".

"El islám no es parte de Austria", ha repetido en numerosas ocasiones y ha alertado contra la alta natalidad de los inmigrantes para advertir: "No quiero que Austria sea un país islámico".

Otra de las fobias de Hofer es la actual Unión Europea y defiende renacionalizar políticas asumidas por el bloque, aunque no se ha mostrado abiertamente a favor de abandonar el club comunitario.

Sin embargo, si tras el brexit se potencia un modelo federal o se busca una mayor integración, Hofer ha advertido que estaría a favor de un referendo para consultar a la población.