Japón admite que Fukushima-1 "requiere vigilancia" y controlar las filtraciones de plutonio

  • Un terremoto de 6,4 grados sacude de nuevo Fukushima

El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha admitido este martes que la situación en la central nuclear de Fukushima-1, la más afectada por el terremoto del pasado 11 de marzo, "requiere vigilancia", según informa la agencia Kiodo. En una rueda de prensa, el mandatario ha reconocido que le gustaría que los trabajos en la planta se desarrollaran con un mayor sentido de urgencia, ya que los niveles de radiactividad en las instalaciones se han disparado en los últimos días, debido a una fusión parcial de las barras de combustible de sus reactores.

En una lectura más económica, ha indicado que la emergencia nuclear y humanitaria desatada tras el terremoto y posterior tsunami ha retrasado las reformas fiscales que el Gobierno tenía previsto emprender. No obstante, ha adelantado que el Ejecutivo podría llevar a cabo una revisión de las rebajas en los impuestos corporativos, con el objetivo de financiar la reconstrucción del país.

Por su parte, el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, dijo este martes que es necesario vigilar la salida de plutonio al exterior de los reactores de Fukushima Daiichi, aunque añadió que la cantidad hallada hasta ahora es baja.

La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón ha desmentido este martes que el agua contaminada por radiación que se encuentra en las zanjas ubicadas alrededor de la central de Fukushima-1 se haya desbordado, según informa la agencia de noticias Kiodo.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha colocado sacos de arena y bloques de hormigón en las paredes de estos agujeros, para evitar que viertan el líquido radiactivo a las aguas del Pacífico que bañan la costa de Fukushima.

Hasta ahora se han descubierto zanjas alrededor de los reactores uno, dos y tres, aunque a una distancia de entre 55 y 70 metros de sus instalaciones. Se cree que el agua podría proceder del tsunami o de las tareas de refrigeración.

El domingo, la compañía detectó una radiactividad de 1.000 milisievert por hora en el agua de una zanja cercana al reactor número dos, donde se cree que podría haberse producido una fusión de las barras de combustible.

Durante el fin de semana, los operarios advirtieron una presencia anormal de yodo radiactivo en el agua marina, aunque la agencia ha asegurado que estos niveles ya se han reducido.

UN NUEVO TERREMOTO DE 6,4 GRADOS SACUDE DE NUEVO FUKUSHIMA

Un terremoto de 6,4 grados de magnitud en la escala de Richter hizo temblar este martes de nuevo el noreste de Japón y se sintió en Tokio, con epicentro en la costa de la provincia de Fukushima, donde se encuentra la inestable planta nuclear. Según la Agencia Meteorológica de Japón, el seísmo ocurrió a las 19.54 hora local (9.54 GMT) y el epicentro se situó a poca profundidad bajo el lecho marino frente a Fukushima, una de las provincias más afectadas por el seísmo de 9 grados del 11 de marzo.

En algunos pueblos costeros de esa provincia el temblor tuvo una intensidad 4 en la escala japonesa de 7 grados, mientras en la mayor parte de la costa se sintió con un nivel de 3. El terremoto volvió a sacudir toda la costa noreste nipona afectada desde el día 11 de marzo y también se sintió con claridad en la ciudad de Tokio, sin que por el momento se informara de daños.

Tampoco se han reportado daños en la central nuclear de Fukushima Daiichi, donde se lucha día y noche por refrigerar sus seis reactores, dañados por el terremoto de 9 grados Richter. Desde el gran seísmo y posterior tsunami del día 11, que arrasó vastas zonas de la costa noreste, se han sucedido más de 700 réplicas en Japón, de ellas tres de más de 7 grados en la escala Richter, más de 60 superiores a 6 y unas 350 de más de 5 grados.